domingo, 28 de diciembre de 2014

El chico de la hamaca (LIX)

A mi madre le pasa todo lo contrario; se encuentra mal y tiene que estar en la cama. Tiene fiebre, escalofríos, sudores, no duerme y no puede levantarse. El médico dice que es la “gripe asiática”,  parece que hay una gran epidemia por todo el mundo.
Todo se desorganiza y la tía María y la tía Quiteria vienen por turnos a resolver la situación hasta que mi madre mejore. Hacen la compra, la comida y arreglan la casa, pero pocas veces a gusto de mi madre que sigue queriendo controlarlo todo; parece que nadie sabe hacer las cosas como ella. La tía Pepa, como tiene que atender la papelería, sólo viene los domingos.

Todo el mundo tiene miedo por si yo cojo la gripe. Mis tías han propuesto a mi madre que me vaya a su casa, pero ella se ha echado a llorar y ha dicho que no. Creo que piensa en la muerte de mi padre y no quiere que yo me vaya.

Las cosas se complican cada vez más. Día a día el dinero desaparece. El coste de los médicos, las medicinas y la falta de ingresos lo van consiguiendo ¡No sé hasta cuándo va a durar esta situación! No solo es la gripe, asiática o no, es el agotamiento que me producen las noches sin dormir, dando vueltas y vueltas a la cabeza, viendo que mi hijo no mejora, tratando de llegar a todo y sin ver la  solución al problema ¡Hasta cuándo voy a poder soportarlo! ¡Ahora, además, no puedo atender a mi hijo y tengo que depender de los demás! ¿Qué va a ser de él si a mí me pasa algo?

En el protectorado español del Sahara están sucediendo cosas. Tropas marroquíes han atacado algunos puestos militares españoles y han muerto algunos soldados. En la radio, “La voz de Madrid” da noticias del conflicto y  procura establecer la comunicación entre los soldados y sus familias. Por primera vez entra en acción una bandera paracaidista y España, tiene que utilizar viejos aviones Junker y Heinker para estas operaciones a causa del veto del gobierno de los Estados Unidos, que también es aliado de Marruecos, a que España use armamento americano en estas operaciones por considerar que es “una guerra colonial”. Oficialmente solo se habla de “incidentes”


Al mismo tiempo, otra noticia ocupa los informativos en la radio. Los soviéticos han lanzado un satélite artificial, el Sputnik y explotan con fines propagandísticos la ventaja tecnológica que toman sobre sus principales enemigos en la guerra fría, los estadounidenses, para llevar a la conclusión de las ventajas que tiene su filosofía política y económica. Esta idea se afianza más cuando unos días más tarde, los soviéticos lanzan un segundo satélite, el Sputnik II, con la perra Laika a bordo. Esta situación afecta la moral del pueblo americano que pensaba estar por delante de los soviéticos en todos los campos. El presidente Eisenhower decide aumentar las inversiones en  investigación espacial. Aunque se teme que esta carrera se utilice con fines armamentistas, los primeros satélites tienen fines científicos.

domingo, 21 de diciembre de 2014

El chico de la hamaca (LVIII)

Mi madre ya ha pedido cita con el médico homeopático. Tenemos que ir el uno de octubre.

El día amanece frío y se pone a nevar a media mañana; nunca antes había visto nevar en esa fecha. Mi madre está inquieta y duda sobre si es conveniente para mí salir en un día tan malo. Finalmente, cuando llega la hora, cogemos un taxi para ir a la consulta evitando el frío. El doctor vive muy lejos de nuestra casa, en la Colonia el Viso. Nunca antes había estado en ese barrio.

No se parece nada a Vallecas. Todo son pequeños hoteles individuales con jardín y no hay casas de vecinos. Todo está limpio y silencioso y no se ve a casi nadie por las calles; el tráfico de coches rodea la zona como si no quisiera estropearla con el ruido. No se si me gustaría vivir aquí.

El doctor, vive y pasa la consulta en uno de esos hoteles. Es un hombre joven, muy alto, simpático, con mucha energía, que se llama don Jorge. Nos hace muchas preguntas y toma notas. Hace comentarios sobre el origen de las nefritis: tuberculosas o escarlatinosas, dice. Si la mía no es tuberculosa, es escarlatinosa. No entiendo nada, pero nos ha dado muy buenas esperanzas y me ha recetado varias cosas. Nos ha despedido muy amablemente y volvemos a casa, en taxi, naturalmente. Sigue haciendo mucho frío.

Las medicinas homeopáticas no se compran en las farmacias normales, hay que hacerlo en una especial. Son como pequeños anisitos dentro de tubos de cristal, cada uno con el nombre de la medicina que contiene. Uno dice “Arsenicum” ¿Eso no es un veneno? Tengo que tomar anisitos de cinco o seis de esos tubos a lo largo del día, disolviéndolos debajo de la lengua.


No sé porque, pero me siento muy bien y tengo más energía ¿Serán tan buenos estos anisitos?

domingo, 14 de diciembre de 2014

El chico de la hamaca (LVII)

En verano no hay fútbol. Me tengo que interesar en otros deportes: Por ejemplo, el Tour de Francia y las carreras de coches. la Fórmula 1.

En el Tour de Francia ha ganado el francés Walkowiak. El español Bahamontes ha quedado cuarto y Charly Gaul ha ganado el premio de la montaña.

En la Fórmula 1, dos marcas de coches, Ferrari y Maserati,  y dos pilotos, Juan Manuel Fangio y Stirling Moss, se juegan el campeonato. Fangio es argentino y Moss inglés; también corre un piloto español, Paco Godia, aunque no está disputando el título.

Fangio ha ganado en Buenos Aires y Silverstone, Stirling Moss en Mónaco y Peter Collings en Spa-Francorchamps y Reims. La victoria de Fangio en Nürburgring  parece decisiva y aunque Stirling Moss gana el gran premio de Monza, Fangio, con Ferrari, ha ganado el mundial con tres puntos de ventaja sobre Moss y cinco sobre Collings. Paco Godia, que corría con Maserati  ha quedado octavo, a veinticuatro puntos de Fangio.

Esta tarde, cuando hemos ido a que me pusieran la inyección, mi madre ha tenido un enfrentamiento con el practicante del seguro. Le ha recriminado que esté usando la misma bola de algodón en distintas personas para limpiar la zona donde va a pinchar. Él ha protestado pero la ha cambiado y mi madre ha venido rezongando todo el camino hasta casa diciendo que va a aprender a poner inyecciones para no tener que ir allí. Creo que hay otra razón. El verano está acabando, el tiempo se vuelve inestable y, algunas tardes, empieza a hacer frío o amenaza lluvia. Eso hace que mi madre esté más preocupada.


Hoy es domingo. Ha amanecido un  buen día, luminoso, aunque con algo de viento y hemos decidido ir a dar un paseo por el Retiro. Nos acompaña Merceditas, la sobrina de Juan, el de la bodeguilla.

domingo, 7 de diciembre de 2014

El chico de la hamaca (LVI)

La radio sigue siendo mi principal modo de evasión y dos noticias, casi simultaneas y muy diferentes, causan mucho impacto en todo el mundo y atraen mi atención. Un transatlántico italiano, el “Andrea Doria”, ha chocado  contra un barco sueco de pasajeros cerca de las costas de New York a causa de la niebla. El suceso hace recordar en todo el mundo el accidente del “Titanic” aunque, afortunadamente, las consecuencias no son tan terribles como en aquel caso. Sólo cincuenta y una personas fallecen en el accidente, cuarenta y seis del “Andrea Doria” y cinco del Stokholm, el barco sueco. En pocas horas y gracias al gran número de barcos próximos, el resto de pasajeros del “Andrea Doria”, más de mil seiscientos, han podido ser salvados antes de su hundimiento.

Al día siguiente, el presidente de Egipto, Gamal Abdel-Nasser, un mes después de que los ingleses hayan abandonado Egipto, ha decidido anunciar la nacionalización  del Canal de Suez. El objetivo es que pasen a su país los ingresos de explotación de la Compañía del Canal que, hasta ese momento, gestionaban Francia y Gran Bretaña. Con dichos ingresos quiere financiar la construcción  de la gran presa de Assuan. Esta decisión supone un adelanto de doce años en el vencimiento del contrato de explotación. Francia, Gran Bretaña  y el estado de Israel se consideran gravemente perjudicados. Las dos primeras económica y políticamente, además sufrir una pérdida de prestigio. Israel se considera amenazado por Nasser, su enemigo declarado, por la intención de  éste de prohibir el paso de barcos israelíes por el canal de Suez y por el incremento del poderío militar de Egipto.


Los domingos por la tarde son mis tías las que vienen a casa. A veces, también lo hacen la tía María y su marido, el tío Eusebio. Jugamos a las cartas y, algunos días, mi madre hace helado. Es muy laborioso hacerlo sin tener frigorífico, hace falta comprar el hielo en la bodeguilla de Juan y pasarse mucho rato moviendo la vasija dentro del hielo pero, al final, se consigue. A todos nos gusta el helado, aunque, yo, prefiero la horchata.

Ha habido otro día de fiesta en la familia. Lolo, el otro hijo de la tía María, también se ha casado. Ya no queda ninguno soltero.
  

domingo, 23 de noviembre de 2014

El chico de la hamaca (LV)

Hay una noticia que salta en la radio y en la prensa. La boda de Arthur Miller  con Marilyn Monroe. Ella es una chica muy guapa que siempre hace papeles de tonta en el cine y él, un intelectual que escribe obras de teatro y que es considerado como alguien muy inteligente. No parece una pareja lógica.

Otra buena noticia: se casa la prima Amparo. Ya conozco a su novio, Vicente, porque le vi en los días de Navidad que pasamos en casa de la tía María. Como su padre, conduce camiones de transporte de materiales para la empresa de un  tío suyo. Es un  trabajo duro que le obliga a levantarse muy temprano y, generalmente, está muy cansado cuando va a ver a mi prima.  Me cae muy bien.

Por fin es el día de la boda. Vamos a comer a casa de la tía María y, luego, esperamos al coche que tiene que recoger a la novia. Voy a ir con ella en el coche, un “De Soto”, que es del tío de Vicente.

El padrino es Alfonso, el hermano de Vicente, y la madrina es mi tía María.  Cuando bajo al coche, veo a la tía Blasa y al tío Pedro, mirando de reojo detrás de la cortina de la taberna, supongo que tristes por no estar participando, pero es una consecuencia de la división de la familia. Cuando aparece mi prima Amparo parece nerviosa y muy contenta. Ella siempre es muy alegre y hoy lo parece mucho más.

Durante la ceremonia, mi madre llora, y no es la única, otras muchas también lo hacen ¡No entiendo porque lloran las mujeres en las bodas!


Algunas noches cenamos un poco más temprano y vamos a ver a mis tías y al abuelo Marcos a la papelería.  Como su casa está en la trastienda, nos sentamos a la puerta de la calle y charlamos tomando el fresco. Mi madre conoce a toda la gente de por allí por haber vivido en la casa de al lado antes de la guerra civil. En esa época, Mi padre era el encargado de la tienda y taberna que ahora son de mi tío Eugenio. También están mis primas, Conchi y Toñi y su madre, la tía Priscila. El tío Eugenio cierra tarde la taberna y aún está trabajando. A veces, coincidimos con los primos, Fermín y Miguel Ángel, que también van a ver a las tías. Cuando volvemos a casa, ya tarde, tomamos una horchata en el kiosco que todos los veranos ponen en “la Presilla”. Siempre me ha gustado la horchata.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Próxima aparición de mi nueva novela



El chico de la hamaca ya tiene continuación...


Lo que nunca te dije

El chico de la hamaca (LIV)

Ya casi no me acuerdo de cómo es mi casa, a pesar de lo pequeña que es. He estado fuera de ella seis meses, por lo menos, y han pasado muchas cosas. Mi madre sigue trabajando en el laboratorio y se levanta muy temprano para coger el primer metro, pero me deja preparado el desayuno en la mesilla de noche para que lo tome cuando me despierte. Enseguida pongo la radio y leo un rato en la cama. Una y otra vez las aventuras de Dick Turpin y de Quintín Durward o alguno de los libros que me traen mis tías de la papelería. Cuando me canso me levanto y subo a la terraza con la hamaca cuando ya ha dejado de dar el sol y Rafaela me hace compañía algunos ratos. De todas formas, como ya hace mucho calor bajo a casa; ya son más de las doce y mi madre estará a punto de llegar después de hacer la compra.

¡El Real Madrid ha ganado la final de la primera Copa de Europa! La ha ganado al Stade de Reims en París ¡Ha empezado perdiendo por 2 - 0 y ha terminado ganando por 4 – 3! ¡Di Stefano, Gento, Alonso, Muñoz, Joseito y todos los demás son unos tíos estupendos y el Madrid el mejor equipo del mundo!, no me he separado de la radio mientras a durado el partido. En España, el Athletico de Bilbao ha ganado la liga y la temporada próxima jugará, también, la copa de Europa junto con el Real Madrid.

Hoy han bautizado a José Manuel. Hemos estado en casa de la tía la María, y después del bautizo ha habido un pequeño guateque. Lo hemos pasado bien después de tanto tiempo de complicaciones.

Con el trabajo de mi madre tenemos derecho al seguro de enfermedad y, de vez en cuando, vamos a la consulta. Tenemos un médico un poco mayor, muy alto y con el pelo  blanco, pero con mucha energía, el doctor Piqueras. Es un poco sordo y me trata muy bien, nos hace las recetas del tratamiento que me han puesto en el hospital y, cada tarde, vamos a que el practicante me ponga la inyección de vitamina C. Hay mucha gente esperando y no todos los practicantes siguen las normas higiénicas, según dice mi madre.


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Lo sucedido en las últimas semanas, me han hecho recordar el primer escándalo de corrupción que yo conocí en la época democrática.

Al señor Juan Guerra, le pillaron con el "carrito del helao" y en la segunda de las dos entrevistas que le hicieron sobre el caso, después de haber aseverado que él era más inocente que un querubín, se le debió ir la hoya y, más o menos, dijo: "lo que yo no entiendo, es que, porque yo haya echo lo que la derecha viene haciendo toda la vida, se haya montao, la que se ha montao".

Yo me pregunto, si a los que han pillado ahora con las manos en la masa, no estarán pensando algo parecido "¿Pero que he hecho yo, que no hayan hecho otros doscientos mil antes que yo para que se haya montao la que se ha montao?

Así nos va

La mascarilla

El muñeco fue el primero en cerrar los ojos. Todos le fueron siguiendo afectados por algo que no podían ver ni comprender. Yo, espectador mudo de aquel horror, no pude hacer otra cosa sino cambar mi papel en la escena. Puse mi mascarilla sobre la cara de la pequeña que lo mantenía entre sus brazos y mientras ella abría los ojos y sonreía a su muñeco, yo también cerré los míos.

domingo, 2 de noviembre de 2014

El chico de la hamaca (LIII)

El problema con mi hermana Carmen cada día se hace mayor porque se está dedicando a malmeter al resto de la familia. No quiere que nadie considere que ha obrado mal y se está justificando echándome a mí la culpa del problema. Lo ha intentado con mi cuñada Pepa y ésta no la ha escuchado; le ha dicho que aunque tuviera razón no debería hacer lo que hace, sobre todo, dadas las circunstancias. También le ha dicho que si no va a ver a mi hijo al hospital es porque no quiere, que ella, dado su parentesco con sor Catalina puede pasar a cualquier hora y no verse conmigo.

 Mi hermana Blasa, ha discutido con mi hermana María, yo he oído la discusión pero no he querido intervenir. Me ha culpado a mí del problema y me he sentido muy mal ¿Por qué se está involucrando a todo el mundo en el tema? ¿Cómo puede haberse creado un problema tan gordo, por algo que no tenía importancia?

El hijo de don Juan de Borbón, Alfonso, ha muerto en Villa Giralda, la vivienda de la familia real española en Portugal, durante las vacaciones de Semana Santa. El Hecho ha sido causado por un disparo accidental de su hermano mayor Juan Carlos.  Como de todas las noticias sobre la familia real española, se pasa con el menor ruido posible.

Han nacido dos hijos de mis primos, Pepe y Faustino. El hijo de mi primo Pepe se llama José Manuel y el de mi primo Faustino se llama Santiago. José Manuel tiene algunos problemas de salud y la familia está preocupada, pero el chaval va saliendo adelante.


¡Por fin una buena noticia! El doctor Sanchez Puelles me ha dicho que mi hijo va mejor y le va a dar el alta. Hay que seguir vigilándolo, pero podremos volver a casa. 

sábado, 25 de octubre de 2014

El chico de la hamaca (LII)

Ha habido un caso curioso con un chaval,  mayor, al parecer con algún problema en el desarrollo, que ha estado internado poco tiempo. Desde el primer día estuvo levantado y, una tarde, durante la visita de los familiares, el chico bebió vino de una botella que había llevado su madre ¡Se puso como una cuba! El hecho causó un gran revuelo y, como consecuencia, fue dado de alta rápidamente, expulsado. Ha sido un caso muy extraño.

Casos curiosos hay siempre, como el de un chico gitano que nunca se ha adaptado al sitio. Desde su llegada, se ha pasado el tiempo llorando y reclamando la presencia de sus padres. Nos ha dado mucha lata hasta que se marchó.

Marruecos y Túnez han alcanzado la independencia de Francia y España ha renunciado a su protectorado en Marruecos. En los diarios hablados  se hace de éste, un acontecimiento importante. Mohamed V va a visitar Madrid y, una mañana, el doctor Sánchez Puelles, tan serio casi siempre, al pasar la visita por mi cama, ha contado un chiste al médico que le acompañaba: «la  credibilidad de Franco está subiendo muchos enteros, dijo. Lleva mucho tiempo prometiendo el oro y el moro y, el moro, al menos, ya está aquí». Me ha hecho mucha gracia.

En la UU.RR.SS.SS, se han producido cambios. El nuevo secretario general del partido, Krucheff, ha dado un  discurso, durante la celebración del XX Congreso del PCUS, criticando el culto a la personalidad y, directamente, la política de su antecesor, Stalin. Ha causado un gran revuelo con el lanzamiento al mundo un nuevo concepto: el de “coexistencia pacífica”.

Otra noticia ha tenido gran impacto. El Príncipe de Mónaco, Rainiero, se ha casado con una artista de cine, una auténtica figura de Hollywood que ha hecho multitud de películas, Grace Kelly. Parece el cuento de La Cenicienta.


Esta mañana he comulgado y cuando ha pasado la visita el doctor ha dicho  que me puedo levantar. Es una buena noticia y sor María Luisa me ha dicho  que es una gracia divina por haber confesado y comulgado bien. Ya puedo compartir la sala con los otros chicos levantados. También ha habido otra buena noticia. Pepito, el chico que padecía la nefrosis ya se ha curado y va a volver a casa.  Todo el mundo lo ha celebrado mucho. Pepito ha sido durante su estancia como el emblema de la sala y, casi, del hospital.

domingo, 19 de octubre de 2014

La estrategia

Recluida en el pozo seco, pronto se callará. El hambre, siempre ha sido la mejor estrategia para quebrar voluntades y rendir al enemigo.

El chico de la hamaca (LI)

Ha llegado un chico nuevo a la sala, se llama Gregorio. Es mayor que  el resto de chavales y ha llegado acompañado de sus padres, mayores, de pueblo y él también tiene pinta de paleto. Padece un problema cardíaco y se muestra retraído, sin demasiado interés en relacionarse con el resto de los chicos, también parece tener algunas preferencias por parte de sor María Luisa quizás, por su destino de futuro sacerdote. Primero Milagros y luego Balbina se burlan a veces de él llamándole “padre Gregorio”. 

Gregorio se ha quitado pronto su capa de aislamiento y su principal interés es el de contactar con las chicas de la sala de enfrente a través de los cristales que separan las dos salas utilizadas por los chicos y chicas que pueden estar levantados. No parece tener muy claro que su futuro le obligará a  no tener relaciones con chicas…

Hoy ha amanecido con una gran nevada sobre Madrid. Nos han dejado levantarnos de la cama para que veamos, desde las ventanas, cómo han quedado los jardines del hospital y el Parque del Retiro que está en la acera de enfrente. Es una maravilla verlo todo tan blanco.


En la radio, hay una noticia que debe de ser importante, el gobierno ha   declarado el estado de excepción. No sé lo que eso significa pero parece grave. Ha habido una revuelta de estudiantes en la universidad, encabezada por socialistas y comunistas y un enfrentamiento en las calles en el que ha muerto un falangista. Franco ha nombrado un nuevo gobierno y cuando pasan la visita, oigo los comentarios de los doctores sobre estos hechos.

domingo, 12 de octubre de 2014

El chico de la hamaca (L)

Los domingos por la mañana vienen a visitar a los chicos de la sala un sacerdote y algunos muchachos que parecen universitarios y son de Acción Católica. Uno de ellos se sorprende al verme leer estas historias y me regala una que él lleva, Mujercitas; le faltan las tapas y es una historia de chicas pero también me ha gustado cuando la he leído.

En ocasiones, tratan de enseñarnos algo de catecismo. El que me ha regalado el libro, cuando trata de explicarme los enemigos del alma, se lía. Me explica lo que es el mundo y el demonio pero, al llegar a la carne, se aturulla y dice que ya lo entenderé cuando sea mayor ¡Será tonto! No tiene ni idea de lo que sabe un chico de Vallecas a los ocho años. También se ha enfadado cuando le he dicho que uno de sus compañeros me ha hablado de la UNESCO y de las labores que hace la organización dentro de la ONU.

Al cura, también le ponemos en un aprieto cuando le preguntamos si hay habitantes en otros planetas. Habíamos estado discutiendo del tema toda la semana y decidimos resolverlo preguntándole a él. Los curas lo saben todo.

Nos ha dejado chafados. No nos ha dicho que si ni que no y se ha salido del tema preguntándonos si, en caso de existir, hubiese sido necesario que Jesucristo muriese por ellos en la cruz, si no hubiesen pecado. Nos hemos quedado callados.


Un incidente ha cambiado la vida en la sala, Balbina ha enfermado. Está guardando cama y una nueva auxiliar, Milagros, ha tomado su lugar en las labores de la sala ¿Por qué siempre tenemos que tomar partido sobre cualquier cosa? Se han creado dos bandos con los partidarios de Milagros y los de Balbina. Hay chicos que muestran sus preferencias a gritos ¡Viva Milagros! ¡Viva Balbina! Ésta parece disfrutar con la situación, pero Milagros parece triste. Se esfuerza por hacer las cosas bien y ve que no todo el mundo se lo reconoce. Es una persona más prudente y sensible que Balbina. 

lunes, 6 de octubre de 2014

La voz

Hoy parece que tiene la voz todavía más dulce que ayer, no sé cómo lo consigue. Pero todo es un truco, una trampa de la que he de protegerme, como Ulises de los cantos de las sirenas. Más aún, taparé también con cera el auricular del teléfono, para evitar que, ni por descuido, pueda llegar a mis oídos un mínimo susurro de su voz. Si eso sucediese, volvería a caer, como tantas veces, en un abismo del que, quizás, ya no fuese capaz de salir. 

domingo, 5 de octubre de 2014

El chico de la hamaca (IL)

Realmente ha sido impresionante ver entrar en la sala, el día cinco por la noche, a los Reyes Magos anunciados a gritos por Balbina: « ¡Que vienen los reis, que vienen los reis! » y, efectivamente, han llegado cargados de regalos;  muchos de ellos no son nuevos, supongo que donados por familias más afortunadas. A mí me ha tocado una máquina de escribir que, en el tamaño, parece de verdad pero que sólo tiene una tecla con la que se van escribiendo las diferentes letras fijadas a un mecanismo circular. El resto, es una carcasa metálica fija, con las teclas dibujadas en ella. En realidad, es un armatoste que no sirve para nada, pero la noche ha estado llena de ilusión y de emoción.

Los Reyes me han traído más regalos: novelas de aventuras, tebeos, cromos..., ya tengo trabajo para matar el tiempo. Las aventuras de Dick Turpin son estupendas. Un bandido inglés del siglo XVIII que recorre el país con su banda, asaltando a gente, casi siempre los malos, y ayudando a otros, generalmente pobres. La otra novela, de Walter Scott, cuenta las aventuras de Quintin DurWad, un joven escocés, enviado por su tío a la corte del Rey Luis XI de Francia donde se ve envuelto en tremendas aventuras provocadas por las decisiones políticas del rey. Cuando las acabo, las vuelvo a leer, no me canso de hacerlo.

En este volumen, viene incluida otra novela que nada tiene que ver con la anterior: El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde. Esta historia me ha impresionado mucho. Los experimentos que hace un médico sobre si mismo, logran, mediante la ingestión de una pócima, el desdoblamiento de su personalidad, no solo psíquica sino, también, físicamente. Cuando la toma se vuelve un ser feo, feroz, deforme y malvado que, poseído por esta personalidad, sale, de noche, lleno de energía, a cometer atrocidades. Cuando algún  testigo presencia alguna de ellas, no le puede relacionar con el buen doctor Jekyll, pero él, siente un insano placer ejecutando acciones fuera de la ley y vuelve, una y otra vez, a tomar la pócima. El problema surge cuando, de forma no deseada y sin tomarla, Mr. Hyde se apodera del doctor Jekyll. El doctor se aterroriza y, sin salir de sus aposentos, pide a su mayordomo, una y otra vez, que compre los componentes de la pócima, pero ésta ya no obedece. El doctor piensa que, en la primera elaboración de la fórmula, alguno de los componentes contenía  impurezas que la hacía más potente. Tiene que morir como Mr. Hyde, dejando escrita su historia. No me ha parecido una historia para niños.


Mi frigorífico ha muerto

El pasado jueves, cuando fui a preparar mi cena, vi, con angustia que mi frigorífico había muerto ¡Solo tenía cinco años! Se podría decir que ha sido una muerte inesperada en la flor de la vida.

En mi inocencia e ignorancia, llamé urgentemente al servicio técnico oficial; con el fin de semana por delante y la compra hecha, el panorama era preocupante Un empleado me atendió amablemente y, hablando muy deprisa, me informó de que si ´venía un técnico, aunque el aparato no tuviese arreglo, tendría que pagar la visita, el diagnóstico y no recuerdo que más. Inmediatamente, me informó de que me iba a hacer una propuesta que me interesaría más.

La propuesta era firmar un seguro, por un año, que me garantizaría el arreglo de la avería actual, si era posible, y cualquier otra que tuviera a lo largo del año. La tarifa era de 288 €.Ante esta perspectiva, opté por decirle que diese la llamada por no recibida.

Llamé a continuación a un profesional liberal que en otra ocasión me había sacado de un problema con la lavadora, quien me informo que los frigoríficos, ni los tocaba. Que los actuales, como tuviesen un problema de compresor, motor, etc., lo mejor era tirarlos. Decidí comprar uno nuevo.

Así lo hice y, en el proceso de compra me enteré de otras novedades:

No se crean ustedes que tienen una garantía por dos años ¡Noooo! Tienen una garantía parcial. Los accesorios de plástico, cristal, gomas, tiradores…, que, por cierto, al recibir el nuevo frigorífico he visto que son de una extrema fragilidad, no entran en la garantía. Razón por la cual, el vendedor te oferta un seguro adicional que cubra estos elementos. De momento, decidí no aceptarla. Correré el riesgo de tener mi vida en vilo, por si se me rompe una bandeja.


Eso sí, cumplieron escrupulosamente su compromiso de entrega y, ayer sábado, a primera hora de la mañana – incluso me despertaron – me entregaron mi nuevo frigorífico.

El proyecto Castor

¿Se han esterado ustedes del nuevo saqueo que nos amenaza?

El proyecto Castor, que tenía como objetivo la construcción de un depósito submarino para almacenamiento de gas, ha sido abandonado por el gobierno después de los terremotos causados en las poblaciones cercanas en la costa, cuando se empezó a almacenar gas en el mencionado depósito. Como consecuencia de esta decisión, el gobierno tiene que indemnizar a las compañías constructoras con 1350 millones de Euros que, de acuerdo a las últimas noticias, nos tocará pagar a los usuarios. Teniendo en cuenta que hay unos 7.4 millones de usuarios de gas, tocaríamos a unos 182 Euros por usuario ¿Alguien puede justificar este desmán? ¿Qué clausulas existen en el contrato que obliguen al gobierno a dar esta indemnización? Y, la última ¿Por qué nos lo van a cobrar a los usuarios?

Si la utilización del depósito ha provocado estos terremotos, causa del paro del proyecto, es fácil pensar que el lugar elegido para su ubicación no era el adecuado, lo que nos lleva a la pregunta de si se realizaron los pertinentes estudios geológicos o que, si se realizaron, quién los hizo y con qué nivel de calidad se hicieron. En todo caso, no somos los usuarios los promotores del proyecto, ni los responsables de los fallos cometidos.


Este sobrecoste se uniría a los que soportamos en el recibo de la luz por temas como la moratoria de las nucleares, los achacados al uso de las energías renovables etc., etc., que, de todas formas, no nos permite que la deuda tarifaria que tenemos con ellas siga aumentando, a pesar del incremento de más de un 80% el coste del recibo en los últimos años ¿Alguna vez vamos a poner fin a estos saqueos que las compañías suministradoras de energía nos imponen con el beneplácito de los sucesivos gobiernos? Si esto no se para, el invierno que se avecina, va a ser aún más duro que los anteriores y, muchas familias, pasarán penurias adicionales ¡Tenemos que parar este nuevo saqueo!

domingo, 28 de septiembre de 2014

El chico de la hamaca (XLVIII)

A mediados del mes de diciembre, una noticia ha llenado el tiempo de radio. La ONU ha admitido a España, junto con otros países, en su organización. Las negociaciones han sido duras pero, dada la situación de “guerra fría” entre La UU.RR.SS.SS y los Estados Unidos, finalmente, después de dieciséis años  de terminada la Guerra Civil, el régimen del General Franco ha sido reconocido en el foro internacional más importante.  El hecho no podía menos de ser aireado,  utilizado y festejado por el aparato propagandista del gobierno. El mundo se rendía ante nuestro régimen y reconocía sus virtudes.

El Madrid, ha eliminado al Partizan de Belgrado. Después de ganar en Madrid por 4-0, en Belgrado, con mucho frío y el campo nevado ha estado a punto de ser eliminado pero, al final, ha ganado la eliminatoria

Al llegar las fiestas navideñas, los médicos han dado permiso a alguno de los chicos para pasar en sus casas esos días y así ha sucedido conmigo. Mi madre y la prima Amparo han venido a buscarme al hospital y vamos, en taxi, a casa de la tía María con el fin de que no pasemos solos las fiestas. Además, eso permitirá a mi madre seguir con su trabajo en el laboratorio.

En casa de la tía María hay buen ambiente. Ellos son seis: la tía María, el tío Eusebio y los primos, Pepe, Amparo y Manolo. Pepe ya estaba casado, la boda se había celebrado el verano anterior, y él y su mujer, María, se habían quedado a vivir allí, cosas de la escasa capacidad económica. La casa era grande y permitía la situación sin mayores problemas.

En la planta baja vivían la tía Blasa y el tío Pedro, en la parte trasera de la taberna que es su medio de vida, y que está enclavada en la zona conocida como el Madrid antiguo, el Madrid castizo: Puerta Cerrada.
A pesar de la gran densidad de tabernas en la zona solo en la plaza había cinco y muchas más en las calles contiguas: Cuchilleros, Cava Baja, Toledo…, todas ellas sobrevivían con su propia clientela.

En el caso de la de mis tíos, la clientela la formaban personas fijas que se reunían, por las tardes, a echar sus  partidas de mus o dominó y tomar sus chatos de Valdepeñas o su café, hecho por mi tía, de puchero, nada de cafeteras exprés. A mediodía, también dan comidas a personas  que trabajaban en el mercado o que conducen autocares de línea; mi tía tenía fama en la familia de ser la que mejor cocinaba. Además está la  gente de paso, visitantes y turistas, que hacen de esta zona una de las más concurridas y visitadas de Madrid.

La Navidad ha pasado de forma agradable, todos se han volcado para hacerme sentir bien; mis primos son mayores y ya trabajan, pero también han jugado conmigo en sus  tiempos libres.


De todas formas, yo había oído hablar en el hospital de la gran fiesta de Reyes Magos que organizaban y me he empeñado en volver para pasar  allí la fiesta con el resto de chicos de la sala. Percibo que mi deseo ha puesto triste a mi madre pero ha accedido a mí deseo; al fin y al cabo es cuestión de dos días más o menos.  Mi madre va a seguir viviendo en casa de mis tíos mientras yo siga en el hospital.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

El sótano

Deberías airearte un poco, salir a la calle…; aunque no sea conmigo, ya sé que no te gusta. Además, si sales, nadie te va a reconocer, ni te van a ver; te has quedado tan consumido... Yo siempre he respetado tú decisión y por eso no vengo más a verte, por no molestarte…, y porque nunca me respondes nada cuando te hablo; pero te prometo que es la última vez que lo hago ¿Sabes? estoy pensando en cambiar de casa, porque, de este sótano, sube un hedor insoportable.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Ep chico de la hamaca (XLVII)

Los diferentes análisis y exploraciones, a que me someten en los primeros tiempos de internamiento, eliminan algunas de las dudas y sospechas iniciales y el doctor Sánchez Puelles, comunica a mi madre las buenas nuevas. No hay ningún problema de tuberculosis, pero la situación sigue bajo los mismos parámetros, sólo ha cambiado el diagnóstico, de nefritis, ha pasado a pielonefritis; un escalón más, supongo, en la gradación de la enfermedad. En cualquier caso, la rutina del tratamiento no ha sufrido ningún cambio. Solo los incidentes de las infecciones faríngeas, dos o tres, al menos, durante el invierno, pusieron en evidencia que el problema no estaba en vías de solución.

En estos casos, se produce una curiosa situación. El hospital no dispensa antibióticos, y la necesaria penicilina tiene que ser suministrada por los familiares, en este caso, mi madre. Una limitación importante de la asistencia pública en este hospital.

La situación actual deja a mi madre más tiempo y libertad y le permite empezar un nuevo trabajo limpiando un laboratorio farmacéutico por las mañanas. Ha dejado de vivir sola en casa y se ha trasladado a la de la tía Carmen. Desde allí tiene más facilidad de acudir, tanto al hospital, que está muy cerca, como al trabajo. Además está más acompañada.

Un domingo, durante la visita, mi madre me dice que le diga a la tía Carmen que se lleve las manzanas que me ha llevado, que tengo muchas. Es verdad, todo el mundo me lleva manzanas, pero me sonó raro. No me gustan estas encomiendas y le di el mensaje de forma escueta.

─ Ha dicho mi madre que te lleves las manzanas.

Mi tía puso mala cara, pero las cogió. Al día siguiente, cuando me llevó el zumo de uva me dijo: «Hoy es el último día que te traigo el zumo porque he discutido con mamá».

Este problema estúpido ha provocado un terremoto familiar. Mi tía se ha dedicado a dar a conocer el hecho a todo el mundo porque tiene que demostrar que ella no es la responsable del problema y justificar, así, su falta de ayuda a su hermana y sobrino en una situación como aquella. Buena parte de la familia se ha dividido en bandos y las relaciones se han enrarecido. Pocos son los que mantienen la neutralidad y, como consecuencia, algunos han dejado de visitarme en el hospital.

He oído mil veces a mi madre contar el inicio del problema y nunca he entendido que una estupidez como aquella, una discusión tonta porque mis primas no ayudaban a su madre y otra discusión más tonta aún, por el zumo de uva que me llevaban al hospital, hubiese llevado a la familia a esta situación. Mi familia siempre ha tenido una tendencia extraña a la autodestrucción.


viernes, 19 de septiembre de 2014

El chico de la hamaca (XLVI)

Los chicos internados son muy diferentes entre sí y tienen distintos tipos de dolencias. Unos están internados pocos días o semanas y dejan poca huella. Otros pasamos aquí meses y la relación se hace más fuerte.

El Chico de la cama de mi izquierda, Juanito, es de Villalba y está aquejado de un grave problema cardíaco. Un día, cuando el doctor Sánchez Pueyes pasó de su cama a la mía, hizo un comentario a otro médico, ajeno al hospital, que le acompañaba esa mañana y le dijo que tiene pocas esperanzas de curación. Juanito es un buen chico, con poca vitalidad y un poco triste,  con el que he montado un provechoso intercambio de cromos para los álbumes y me puse triste al oír el comentario.

Pepito, más pequeño que el anterior, es alegre y rubio; ocupa la cama frente a la mía y es como la mascota de la sala. Había sido ingresado antes de mi llegada, aquejado de un grave problema renal y sin muchas esperanzas de un final feliz, pero parece que todo va muy bien y se ha cambiado el pronóstico. Se ha hecho muy popular en el hospital.

A otro niño, de características físicas similares al anterior, de Miraflores de la Sierra, con un aspecto excelente, al que no parecía que le pasase nada, un día le llevaron a otro centro para extirparle un riñón. Oí algo así como “poliquístico”. Volvió algún tiempo después, pero desapareció pronto. También lo aislaron con un biombo.

Otro chico, Isidro, de Toledo, el que tengo a mi derecha, es pequeñajo y muy cariñoso. También tiene un problema cardíaco y ha tenido varios sustos durante el internamiento, pero está bastante bien. Por temporadas, es de los que tiene permiso para levantarse y colaborar con las tareas de la sala.


Hay un caso raro, que se sale de la norma. Es un chico ya mayor, Manolo. Sospecho que supera la edad límite para permanecer allí y no parece sufrir ninguna enfermedad, aunque sí está aquejado de alguna minusvalía, ayuda a Balbina en el control de la sala y parece estar aquí por tiempo indefinido. Nunca supe la razón de esta extraña permanencia, parecía ser un favor especial que el médico titular de la sala, don Martín, hacía a la familia de Manolo.

domingo, 14 de septiembre de 2014

El chico de la hamaca (XLV)

Al terminar el primer día de visita, vi a mi madre hablar con Balbina y darle una propina que ella guardó rápidamente en el bolsillo de su delantal. Me da mucha rabia esta manía de mi madre que siempre quiere obtener privilegios para mí, pero es inevitable. De todas formas, nunca vi rechazar una propina a Balbina ¡Le gustan más que a un tonto una tiza!

Mi madre busca cualquier pretexto para pasar a verme fuera de las horas de visita: ver al médico, visitar a Sor Catalina, la prima del tío Manolo…, cualquier excusa es buena. Sor María Luisa, tiene que mantener el orden prohibiendo de manera amable las visitas extemporáneas. No puede permitir que yo tenga privilegios sobre los otros chicos ingresados. De todas formas, bien ella o la tía Carmen, como familiares de Sor Catalina, se saltan la norma frecuentemente. Uno de los pretextos es el de llevarme botellas de zumo de uva porque sigo negándome a comer otra fruta que sea manzanas y zumo de uva. Esta historia parece convencer a Sor María Luisa que se hace más tolerante con las visitas.

No sé cómo lo ha conseguido pero mi madre me ha traído una radio. No es de galena pero es muy pequeña, parece de juguete, y tiene cascos. Es de plástico verde y tiene solo dos mandos negros: uno para buscar las emisoras y otro para graduar el volumen. La puedo tener debajo de la almohada cuando no la uso y no molesta a nadie. Ahora, ya no me importa tanto que apaguen la luz a las siete; puedo oír las aventuras de Diego Valor y Dos hombres buenos hasta que, por fin, me quedo dormido. También puedo oír el “Carrusel deportivo” los domingos y las retransmisiones de los partidos de fútbol del Madrid en la Copa de Europa. El Real Madrid, con jugadores como Di Stéfano, Gento, Olsen, Muñoz, Alonso, Joseíto, Lesmes II…, y un presidente como Santiago Bernabéu, es la atracción de Europa. Alfredo Di Stéfano había fichado dos años antes por el Real Madrid, y lo había convertido en el mejor equipo del continente.

Para los chicos es fácil hacer amigos y la sala es un buen lugar para ello. Somos cerca de treinta y pronto he establecido relaciones con la mayoría de ellos, sobre todo con los que ocupan las camas más cercanas. Las visitas en los jueves y domingos de mis tíos y primos mayores los pequeños no tienen permitida la entrada al centro que vienen con “tebeos”, libros y cualquier otro elemento de distracción, hacen que la estancia aquí sea más fácil. La adaptación de mi madre a la situación es más complicada.

La vida en la sala está reglada por un horario férreo. Empieza a las siete de la mañana y Balbina viene, cama por cama, levantando a los chavales para hacerla. Me interrumpe el sueño manera brusca, y me levanto poniendo los pies desnudos en el suelo que está frío como un  demonio. Cuando se lo cuento a mi madre, coge un gran enfado y protesta a Sor María Luisa. Su protesta ha tenido efecto y ha introducido una importante modificación en las costumbres de la sala, la aparición de las zapatillas. Los que las tenemos, nos evitamos sentir el frío suelo en los pies.


Acabada esta tarea se hacía la limpieza del polvo y de los suelos. En esta labor, realizada alternativa o conjuntamente por Balbina y Sor María Luisa, les ayudaban algunos de los chicos que tenían permiso médico para estar levantados. Después llegaba el desayuno y, más tarde, pasaba la visita el doctor Sánchez Puelles, en ocasiones acompañado por algún otro médico. Raramente aparecía don Martín, el titular de la sala, quien, por su edad y estado de salud había delegado la tarea en el doctor Sánchez Pueyes. Sobre las doce llegaba la comida y la tarde quedaba libre, salvo los jueves y domingos que eran días de visita, de cuatro a cinco, más o menos. A las seis se daba la cena, después de haber rezado el rosario y a las siete, toque de queda, apagón de luces y a dormir. Salvo la oportunidad de escuchar la radio gracias a que era totalmente silenciosa debido a los auriculares, aquí se acababa la historia del día. La fórmula se repetía monótonamente; salvo algún día de fiesta religiosa importante en el que se podía producir alguna novedad o cambio en el menú.

viernes, 5 de septiembre de 2014

El chico de la hamaca (XLIV)

Este hecho ha sido otro duro golpe para mi madre que, por primera vez, se ve en la necesidad de separarse de mí ¿Cuánto duraría el internamiento? ¿Sería la solución?

¿Qué puedo hacer para hacerle menos duro el internamiento? Allí no va a poder oír la radio. ¿Alguien le podría hacer una radio de galena? Seguramente le dejarán tenerla, con unos cascos no va a molestar a nadie ¡Tengo que encontrar quien se la pueda hacer!

Por fin hay una cama libre en la sala donde he de estar internado y nos vamos con la ropa necesaria para la estancia allí. La sala está en la primera planta a la que subimos por una gran escalera que desembarca en un  pasillo enorme. A la derecha, están las de los chicos, a la izquierda las de las chicas. Donde voy a estar, es la última de la derecha.  Al fondo del pasillo, hay dos pequeñas salas separadas por un paramento de cristal. Se utilizan para que los chicos y chicas que tienen permiso para estar levantados, puedan jugar y recibir visitas.

La sala donde voy estar es grande, limpia y muy luminosa, con grandes ventanales que dan a los jardines del hospital. El ambiente es tranquilo y, cuando llego, tengo la sensación de que todos los chicos me examinan. Soy “el nuevo” o “el siete”, que es el nº de la cama que han asignado. La monja que rige la sala, sor María Luisa, es alta y parece seria y amable. Habla en un tono bajo y el hábito que lleva puesto es extraordinariamente blanco, como esa cosa grande que lleva en la cabeza y que llaman corneta qué divertido─. A mí me parece que debe de ser difícil llevarla pero ella parece estar muy cómoda. Todo hace juego en la sala: las camas pintadas de blanco, las colchas, blancas…, todo parece estar en perfecta armonía. Mi madre se tiene que marchar y me deja allí haciendo esfuerzos para que no la vea llorar.

Conozco a Balbina, la chica que ayuda a Sor María Luisa en la limpieza y gobierno de la sala. Es gallega, pequeñita y, al contrario que sor María Luisa, muy alborotadora. Habla a gritos y utiliza algunos vocablos extraños que, a veces no entiendo; parece estar un poco loca, pero sabe manejar bien a los chavales. A pesar de ser tan opuestas, monja y auxiliar se llevan bien, como si llevasen muchos años trabajando juntas. Balbina duerme en la sala con nosotros en la última cama de la fila de la derecha, separada del resto por un biombo.


La primera noche, después de rezar el rosario y cenar, se apagaron las luces de la habitación y me quedé sorprendido y perdido ¡Eran las siete de la tarde, demasiado temprano para dormir, y con la luz apagada no puedo leer ni hacer nada, ni siquiera oír la radio porque tampoco la tengo! Aburrido, me pongo a hacer sonidos raros con la boca, pienso que, en la oscuridad, nadie va a saber quién los hace. Los otros chicos dicen que es el “siete” y que al día siguiente, se lo van a decir a la monja.

domingo, 10 de agosto de 2014

El chico de la hamaca (XLIII)

El verano ha terminado y hemos vuelto a casa; la prima Luz vuelve a la suya y de nuevo nos quedamos solos en casa mi madre y yo. Una vez liberada de la tienda no necesita ayuda. Parece que todo se normaliza y vuelvo al colegio.

Mi madre ha decidido mejorar su habilidad con la costura. Quiere dedicarse a esta actividad como medio de ganar algo de dinero con el que completar la renta conseguida con la venta de la tienda, para ello, se ha apuntado a una academia de corte y confección y cuando salgo del colegio por la tarde, voy a buscarla.

Allí todas son chicas más jóvenes que mi madre, pero ella está feliz haciendo  unos vestidos de papel muy bonitos.  Todas charlan y oyen la radio mientras hacen sus tareas, como no me interesan nada sus conversaciones me entretengo con la radio. Estoy deseando que acabe la clase para que nos marchemos.

Con el nuevo curso voy a empezar a estudiar el bachillerato elemental. Como seguiré yendo al colegio de siempre tendré que examinarme por libre, pero no me importa. Hoy, don Jenario nos va a dar a los chicos que vamos a empezar el bachillerato, la lista de los libros que tenemos que comprar. Estoy feliz de empezar la nueva etapa.

Cuando vuelvo a casa me siento mal, otra vez tengo fiebre y me duele la garganta. Al día siguiente orino sangre de nuevo y mi madre llora y se desespera. Otra vez vamos a consulta en el hospital del Niño Jesús.

Después de las primeras exploraciones, El doctor Montero pidió la opinión de un colega que pasaba la consulta externa junto a él, el doctor Sánchez Puelles,  quien aconsejó hacer unas “pielografías”, unas radiografías especiales que requieren inyectar un contraste en vena para poder conocer algo más sobre la situación de los riñones.

La exploración no fue fácil, la monja encargada de inyectar el contraste no encontraba la vena y, tras muchos intentos, lo inyectó de forma intramuscular. De esta forma, el efecto del contraste se diluyó y el resultado ha sido poco claro, pero el informe del radiólogo ha sido pesimista y parece indicar la posibilidad de un proceso tuberculoso en los riñones. El consejo fue el internamiento en el hospital infantil.


martes, 22 de julio de 2014

El chico de la hamaca (XLII)

Por otro lado, los acontecimientos que se sucedían en Francia y Argentina ocupaban la radio de aquel verano.

En Argelia, el FLN, encabezado por Ben Bella, recrudeció la rebelión en el área de Constantinopla y el gobierno de Mendes France no podía, después de la pérdida de Indochina, aceptar la rebelión argelina. Francia había declarado a Argelia parte de la Metrópoli y la represión del ejército francés fue muy dura produciéndose muchas bajas en ambos bandos. 

Durante, y en los años inmediatamente posteriores a la segunda guerra mundial, Argentina se había convertido en un país próspero gracias a su ingente producción de productos alimenticios, tan necesarios en aquella situación. La gente en España recordaba el apoyo recibido del pueblo argentino en los momentos más duros del racionamiento, cuando el resto del mundo, como consecuencia de la decisión de la ONU, había decidido aislar, económica y políticamente a España y la carne y el trigo argentinos, habían sido de gran ayuda.


La figura de Eva Duarte, esposa de Perón y su musa política, era muy querida para el pueblo español y se había recibido con gran pesar la noticia de su fallecimiento, víctima de un cáncer. Eva Duarte se había convertido en el mejor apoyo del régimen del General Perón dentro de Argentina y el pueblo la adoraba. Supongo que había una gran cantidad de demagogia en la relación pero, en cualquier caso, la atracción que ejerció sobre las clases populares fue extraordinaria. Su muerte, precipitó la decadencia del régimen de Juan Domingo Perón que no supo gestionar los años de abundancia. Durante el verano, las presiones de los militares hicieron imposible su continuidad y, en septiembre, Perón tuvo que abandonar Argentina y vivió en España hasta que, muchos años después, pudo volver a su país; esta vez, acompañado de su nueva mujer: Isabelita.

lunes, 14 de julio de 2014

El chico de la hamaca (XLI)

No todo iba tan bien como parecía. Una tarde me llevé el gran susto, volví a orinar sangre.

¿Qué hago? Si se lo digo a mi madre, se acabaron las vacaciones. ¡Otra vez la misma historia! No puedo decir nada, de momento, voy a poner un pretexto para no jugar al fútbol esta tarde.

Han pasado dos días, el problema no se ha vuelto a producir y la situación ha vuelto a la normalidad. He decidido reanudar mis actividades y olvidarme del problema.

Durante el verano, había dos grandes fiestas, el día dieciocho de julio y el día del Apóstol Santiago eran fiestas muy importantes en España. También en Madrid y, en particular, en los barrios más populares; por supuesto en Vallecas. Las familias obreras salían a pasar un día de campo en lugares cercanos  que, a ser posible, tuviesen un río donde poder acampar buscando su frescura. Salían con grandes cestas, bolsas de comida y la “paellera” a la espalda utilizando cualquier medio de transporte, público, por supuesto; la posesión de un coche para uso particular, estaba vedado para cualquier obrero.

Se utilizaba el tren, los autocares y autobuses de línea, quien tenía un camión o camioneta dedicada al transporte de materiales, lo compartía con amigos y vecinos; en esos casos, se cargaba con muchos enseres y utensilios de la casa, incluidos sillas y mesas que permitían estar más cómodos en el campo. Era curioso ver lo contentos y animosos que salían de sus casas, al amanecer. Nada que ver con lo derrotados que volvían a la noche, más cansados que si hubiera sido un día de trabajo normal y rojos como cangrejos por la excesiva exposición al sol. Pero todo esto, formaba parte de la fiesta.

En esos días, el pinar de Villaviciosa de Odón, se inundaba con  la avalancha de advenedizos pobladores de solo un día, y sus ocupantes habituales tenían que huir de él y dejar el campo libre a los invasores.


El fenómeno que se producía el día dieciocho de julio era extraño. El régimen, ponía gran énfasis en celebrar ese día, fecha de inicio de la Guerra Civil que para muchas de aquellas personas, no pasaba de ser el del inicio de una derrota y de la pérdida de unas esperanzas e ilusiones creadas con la llegada de la 2ª República y que, después de pocos años, y tras sucesivos errores y contratiempos, se fueron al traste con la contienda y con la victoria de las fuerzas que mandaba el General Franco que, desde ese momento, mantuvo al país bajo cuarenta años de dictadura. Sin embargo, cuando llegaba ese día, todo el mundo parecía querer olvidar qué se conmemoraba. La paga extra que el régimen había instaurado para conmemorar la fecha colaboraba en ello y las personas que no estaban fuertemente determinadas por parámetros ideológicos, estaban más dispuestas a aprovecharse de la oportunidad para disfrutar de un día diferente y salir de la rutina diaria, que a plantearse reivindicaciones políticas que, por otra parte, hubieran sido duramente castigadas. La Guerra Civil y sus consecuencias, estaban todavía demasiado recientes en la memoria de la gente y el aparato propagandista del régimen inundaba los medios con toda la publicidad posible, ensalzando los logros obtenidos en aquellos años por el gobierno.

martes, 8 de julio de 2014

El chico de la hamaca ( XL )

En estos paseos descubrimos un sitio abierto rodeado de acequias y de árboles, con tres grandes mesas de madera y bancos, y con capacidad  para albergar a mucha gente. Mi madre está planeando que toda la familia venga a pasar con nosotros un día de campo, y este sería el lugar ideal.

El plan se puso en práctica y, uno de los fines de semana de aquel verano, toda la familia se desplazó a Villaviciosa. Se fijó la fecha y, un domingo, toda la familia fue llegando en sucesivas oleadas.

Los primeros, el primo Pepe y el tío Manolo, llegaron de noche y encontraron la casa de milagro; estaban un poco “chispas” y nos despertaron llamando en voz susurrante para no despertar a los vecinos. No sé cómo habían podido llegar a aquellas horas; algún conocido les llevó en coche hasta el pueblo y llegaron  contando una historia de cómo, con los faros del coche habían perseguido una liebre por la carretera. Dada la hora que era, ya no se durmió esa noche y, antes de amanecer, los llevé a colonizar el lugar elegido para pasar el día.


Con la llegada de los primeros coches de línea, que tenían su base cerca de la taberna de la tía Blasa y el tío Pedro, fueron llegando el resto de los excursionistas. La tía María y el tío Eusebio, la prima Amparo y el primo Manolo con sus respectivas parejas y María, la novia del primo Pepe; la tía Carmen, con sus hijos, Carmen, Charín y Manolo y no sé cuántos tíos y primos más. Cuando algunos otros domingueros llegaron donde habitualmente pasaban el día, se lo encontraron invadido por una extraña banda que les impedía ocupar su espacio habitual. Fue un día estupendo, con juegos y carreras por toda la zona y abundante comida. Los filetes empanados, las tortillas de patatas con pimientos, las ensaladas, la fruta fresca y las botas de vino de Valdepeñas puestas a refrescar en la acequia, permitían recuperar las energías perdidas en los juegos. Todo salió muy bien y, sin duda, fue el mejor día del verano.

miércoles, 18 de junio de 2014

La madeja deshecha

Alguien ha empezado a tirar del hilo y, de manera inesperada, ha puesto todo patas arriba. Los unos, mirando al tendido y diciendo no sé qué de la comunicación. Los otros, en total desbandada, discuten sobre galgos o podencos. Los recién llegados, animados por el éxito, creyendo que todo el monte es orgasmo. Algunos, diciendo que “ellos” ya habían dicho, mucho antes, lo que los recién llegados dicen ahora, y les dan palmadas en la espalda. Otros cuantos, dicen que esta guerra no es suya y que se van. Además, el árbitro, dice que se ha lesionado y que deja el partido. Menudo marrón le deja al sustituto.

martes, 17 de junio de 2014

El chico de la hamaca (XXXIX)

Estoy agotada. Necesito descansar después de tanto pelear los últimos meses; mejor dicho, los últimos años, desde la muerte de mi marido. Todos lo necesitamos y mi hijo el primero, le vendrá bien cambiar de aires después de pasar todo el invierno encerrado en casa. Le han dado el alta y parece que está bien. Este verano va a ser el principio de una nueva vida, para ello, voy a buscar un lugar para pasar las vacaciones.

He hablado con mi hermana Blasa. En su taberna de Puerta Cerrada para mucha gente que viene de pueblos cercanos en coche de línea y conoce a algunos que vienen de Villaviciosa de Odón. Dicen que es un pueblo bonito, con mucha huerta y un pinar y está cerca. Alquilaré una casa allí para pasar el verano.

Me han encontrado una casa. Es de una chica joven que vive sola, su padre ha fallecido recientemente y, salvo su habitación,  podemos disponer del resto de la casa, que es muy grande y hay sitio suficiente para los tres, mi hijo, Luz y yo; incluso sobra sitio. La dueña, Mila, parece simpática y nos da toda clase de facilidades.

El sitio es agradable y mi madre y mi prima pronto descubren las  estupendas hortalizas que da la huerta del pueblo: pimientos, berenjenas, lechugas, tomates y toda clase de verduras y el pinar es un sitio estupendo para pasar el día. A la entrada destaca un castillo que parece bien conservado y que está cerrado al público. Nos vamos a organizar de manera que pasemos en el pinar el mayor tiempo posible.

Tiene dos espacios diferenciados. Uno más accidentado, con cuestas continuas que le hace más incómodo. El otro, sobre una explanada llana, con mesas de madera, es donde se acumula más gente y donde decidimos instalarnos. A su izquierda, en una depresión, hay una fuente natural con un agua excelente de la que todo el mundo bebe. El agua, parece manar de entre las raíces de los pinos. 

Mi madre y mi prima, pronto han encontrado un grupo de señoras con  el que relacionarse, y yo no he tenido dificultad para incorporarme al grupo de chicos. Todos, o la mayoría, pertenecen a familias que pasan allí las vacaciones desde hace muchos años y conocen bien el terreno.

Me estoy desquitando de la forzada inmovilidad del invierno. Por la mañana jugamos a policías y ladrones, partidos de tenis o cualquier otro juego. Por la tarde, tras la siesta, subimos otra vez al pinar y mientras mi madre y mi prima chalan con sus amigas, los chavales jugamos partidos de fútbol en la explanada que hay al pie de una de las fachadas del castillo.


Por la mañana, durante los juegos con mis amigos, y  en los paseos de la tarde, descubro una parte nueva que no pertenece al pinar. Está a su izquierda, en una zona más baja siempre cubierta de sombra. Es un bosque con especies de árboles muy diferentes, áreas circundadas por acequias de agua limpia y fuentes naturales. Un lugar silencioso y misterioso donde pasear y perderse de la vista del mundo. 

viernes, 13 de junio de 2014

El piano de cola

Había brotado en medio del huerto un imponente piano de cola. Cuando salí de casa, y lo vi, no me sorprendí demasiado. Su color negro, intenso y brillante, destacaba sobre la ligera capa de nieve caída durante la noche. Año tras año, durante toda mi vida, había recibido, en este día, todo aquello que no había pedido. Pero nunca desfallecí. Estaba seguro de que, alguna vez, los Reyes Magos recibirían mi carta. 

martes, 10 de junio de 2014

El chico de la hamaca (XXXVIII)

El tiempo ya me permite salir a la calle y puedo vivir en directo los últimos días de la tienda. Mis amigos de la calle, me preguntan por el dinero que nos van a dar por el traspaso  ¡A ellos que les importa!  Supongo que el tema es motivo de conversación en sus casas. Estas cosas alimentan la curiosidad de la gente.

Por fin, se cierra la tienda. Un domingo, mis primos mayores vienen a ayudar a desmontar las cosas que nos sirven y subirlas a casa. Hasta la luna del escaparate, que no es muy grande, la desmontan y la suben. La tienda de mi padre ya no existe.

Acabo de cumplir diez años y, con tantos problemas acumulados, todavía no he hecho la primera comunión, ya don Jenario, mi maestro, me dijo el año pasado que si pensaba hacerla cuando fuese a la mili. Creo que el retraso es, además de por mi enfermedad, porque mi madre, aún no ha superado la muerte de mi padre. El día del Corpus, van a hacerla los chicos de mi colegio, algunos van a salir en la procesión vestidos con su traje unos de almirante y otros de marinero raso pero mi madre decide que yo la haga solo y  vestido de calle; eso sí, con un traje nuevo. Al final ha accedido a que la haga ese día, por consejo del padre Eulogio, « para que tenga el recuerdo de haberla hecho en un día importante », le dijo.

Mi madre no le ha dicho a nadie de la familia qué día la voy a hacer, no quiere celebraciones, pero yo se lo he chivado al abuelo Marcos y cuando vamos a salir para la misa mi madre, la prima Luz y yo, aparecieron mis tías Pepa y Quiteria para acompañarnos y, luego, desayunaron con nosotros churros y chocolate.


Luego fuimos a Barajas a ver los aviones, la visita del paleto. Las profesiones de azafata y de piloto eran consideradas como algo extraordinario por la gente que no tenía, ni pensaba tener, la posibilidad de subir a un avión. La compañía Iberia era  como el buque insignia del régimen de Franco, para mostrar una buena imagen de España en el exterior. La parte más interesante de la visita era ver salir y aterrizar los aviones desde la terraza del aeropuerto. La gente descendía por las escalerillas y llegaba andando a la única terminal del aeropuerto, utilizada tanto para vuelos nacionales como internacionales. Era interesante verlos desde la terraza, aunque yo ya había estado unos años antes con unos clientes de la tienda que fueron con su hija, una niña de mi edad y me llevaron con ellos. Ese día, incluso nos enseñaron un avión por dentro. Hoy resultaba más aburrido y lo empeoró lo de ir al pueblo de Barajas. Hacía un calor insoportable y no encontramos ni agua para comernos el bocadillo que llevábamos. Volvimos a casa antes de lo previsto.