Al terminar el primer día de visita, vi a mi madre
hablar con Balbina y darle una propina que ella guardó rápidamente en el
bolsillo de su delantal. Me da mucha rabia esta manía de mi madre que siempre
quiere obtener privilegios para mí, pero es inevitable. De todas formas, nunca
vi rechazar una propina a Balbina ¡Le gustan más que a un tonto una tiza!
Mi madre busca cualquier pretexto para pasar a
verme fuera de las horas de visita: ver al médico, visitar a Sor Catalina, la
prima del tío Manolo…, cualquier excusa es buena. Sor María Luisa, tiene que mantener
el orden prohibiendo de manera amable las visitas extemporáneas. No puede
permitir que yo tenga privilegios sobre los otros chicos ingresados. De todas
formas, bien ella o la tía Carmen, como familiares de Sor Catalina, se saltan
la norma frecuentemente. Uno de los pretextos es el de llevarme botellas de
zumo de uva porque sigo negándome a comer otra fruta que sea manzanas y zumo de
uva. Esta historia parece convencer a Sor María Luisa que se hace más tolerante
con las visitas.
No sé cómo lo ha conseguido pero mi madre me ha
traído una radio. No es de galena pero es muy pequeña, parece de juguete, y
tiene cascos. Es de plástico verde y tiene solo dos mandos negros: uno para
buscar las emisoras y otro para graduar el volumen. La puedo tener debajo de la
almohada cuando no la uso y no molesta a nadie. Ahora, ya no me importa tanto
que apaguen la luz a las siete; puedo oír las aventuras de Diego Valor y Dos
hombres buenos hasta que, por fin, me quedo dormido. También puedo oír el
“Carrusel deportivo” los domingos y las retransmisiones de los partidos de
fútbol del Madrid en la Copa de Europa. El Real Madrid, con jugadores como Di
Stéfano, Gento, Olsen, Muñoz, Alonso, Joseíto, Lesmes II…, y un presidente como
Santiago Bernabéu, es la atracción de Europa. Alfredo Di Stéfano había fichado
dos años antes por el Real Madrid, y lo había convertido en el mejor equipo del continente.
Para los chicos es fácil hacer amigos y la sala es
un buen lugar para ello. Somos cerca de treinta y pronto he establecido
relaciones con la mayoría de ellos, sobre todo con los que ocupan las camas más
cercanas. Las visitas en los jueves y domingos de mis tíos y primos mayores ─los pequeños no tienen permitida la entrada al
centro─ que vienen con “tebeos”, libros y cualquier otro elemento de
distracción, hacen que la estancia aquí sea más fácil. La adaptación de mi
madre a la situación es más complicada.
La vida en la sala está reglada por un horario
férreo. Empieza a las siete de la mañana y Balbina viene, cama por cama,
levantando a los chavales para hacerla. Me interrumpe el sueño manera brusca, y
me levanto poniendo los pies desnudos en el suelo que está frío como un demonio. Cuando se lo cuento a mi madre, coge
un gran enfado y protesta a Sor María Luisa. Su protesta ha tenido efecto y ha
introducido una importante modificación en las costumbres de la sala, la
aparición de las zapatillas. Los que las tenemos, nos evitamos sentir el frío
suelo en los pies.
Acabada esta tarea se hacía la limpieza del polvo
y de los suelos. En esta labor, realizada alternativa o conjuntamente por
Balbina y Sor María Luisa, les ayudaban algunos de los chicos que tenían
permiso médico para estar levantados. Después llegaba el desayuno y, más tarde,
pasaba la visita el doctor Sánchez Puelles, en ocasiones acompañado por algún otro
médico. Raramente aparecía don Martín, el titular de la sala, quien, por su
edad y estado de salud había delegado la tarea en el doctor Sánchez Pueyes.
Sobre las doce llegaba la comida y la tarde quedaba libre, salvo los jueves y
domingos que eran días de visita, de cuatro a cinco, más o menos. A las seis se
daba la cena, después de haber rezado el rosario y a las siete, toque de queda,
apagón de luces y a dormir. Salvo la oportunidad de escuchar la radio gracias a
que era totalmente silenciosa debido a los auriculares, aquí se acababa la
historia del día. La fórmula se repetía monótonamente; salvo algún día de
fiesta religiosa importante en el que se podía producir alguna novedad o cambio
en el menú.
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