miércoles, 5 de noviembre de 2014

La mascarilla

El muñeco fue el primero en cerrar los ojos. Todos le fueron siguiendo afectados por algo que no podían ver ni comprender. Yo, espectador mudo de aquel horror, no pude hacer otra cosa sino cambar mi papel en la escena. Puse mi mascarilla sobre la cara de la pequeña que lo mantenía entre sus brazos y mientras ella abría los ojos y sonreía a su muñeco, yo también cerré los míos.

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