domingo, 5 de octubre de 2014

Mi frigorífico ha muerto

El pasado jueves, cuando fui a preparar mi cena, vi, con angustia que mi frigorífico había muerto ¡Solo tenía cinco años! Se podría decir que ha sido una muerte inesperada en la flor de la vida.

En mi inocencia e ignorancia, llamé urgentemente al servicio técnico oficial; con el fin de semana por delante y la compra hecha, el panorama era preocupante Un empleado me atendió amablemente y, hablando muy deprisa, me informó de que si ´venía un técnico, aunque el aparato no tuviese arreglo, tendría que pagar la visita, el diagnóstico y no recuerdo que más. Inmediatamente, me informó de que me iba a hacer una propuesta que me interesaría más.

La propuesta era firmar un seguro, por un año, que me garantizaría el arreglo de la avería actual, si era posible, y cualquier otra que tuviera a lo largo del año. La tarifa era de 288 €.Ante esta perspectiva, opté por decirle que diese la llamada por no recibida.

Llamé a continuación a un profesional liberal que en otra ocasión me había sacado de un problema con la lavadora, quien me informo que los frigoríficos, ni los tocaba. Que los actuales, como tuviesen un problema de compresor, motor, etc., lo mejor era tirarlos. Decidí comprar uno nuevo.

Así lo hice y, en el proceso de compra me enteré de otras novedades:

No se crean ustedes que tienen una garantía por dos años ¡Noooo! Tienen una garantía parcial. Los accesorios de plástico, cristal, gomas, tiradores…, que, por cierto, al recibir el nuevo frigorífico he visto que son de una extrema fragilidad, no entran en la garantía. Razón por la cual, el vendedor te oferta un seguro adicional que cubra estos elementos. De momento, decidí no aceptarla. Correré el riesgo de tener mi vida en vilo, por si se me rompe una bandeja.


Eso sí, cumplieron escrupulosamente su compromiso de entrega y, ayer sábado, a primera hora de la mañana – incluso me despertaron – me entregaron mi nuevo frigorífico.

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