domingo, 29 de noviembre de 2015

El golpista - el Caracazo IV

En su recién estrenado despacho de la DISIP, Carlos Guillermo Zubiaurre era informado de la situación por Gutiérrez, su asistente:

 — Mi comandante, se están recibiendo despachos de los gobernadores de los diferentes estados, informando de los graves disturbios que se están produciendo en muchas poblaciones. La TV está transmitiendo imágenes de los saqueos y violencias, la Policía Metropolitana no es capaz de mantener la situación. Incluso, en algunas imágenes, aparecen algunos de sus componentes colaborando con los saqueadores.

— Está bien, Gutiérrez, mantengan la calma, por el momento no podemos intervenir. Voy a Miraflores a Informar al ministro y al presidente. Tenemos que recibir órdenes.

En su camino a Miraflores, Zubiaurre no podía sino maldecir la situación: En un alarde de confianza, el ministro de defensa del nuevo gobierno le había designado como un alto cargo, de la DISIP con el beneplácito del presidente. Aún no había tenido tiempo de organizar el departamento con hombres de su confianza, salvo Gutiérrez, y se iba a tener que enfrentar a una revuelta contra el nuevo gobierno. Revuelta, que tenía todos los ingredientes de las que habían hecho la historia de Venezuela.

Cuando llegó al Palacio presidencial el gobierno estaba reunido. Inmediatamente del anuncio de su llegada, fue admitido a la reunión.


— Pase y tome asiento, Zubiaurre, vamos a necesitar de la intervención de sus fuerzas para sofocar las revueltas, — dijo el ministro de la Defensa. 

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