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El barco, tras un corto viaje, atracó en un lugar en el que había un gran
barracón de madera, en el que se estaba celebrando la fiesta. En un escenario
improvisado, una banda tocaba música country con violines, banjos, acordeones…,
toda clase de instrumentos de aquella época; como los que se ven en las
películas de vaqueros, cuando los colonos de una caravana celebran una fiesta
en el campamento formado para hacer noche.
Estuve un rato disfrutando de la música, y cuando vi que el barco se
disponía a partir, me subí de nuevo a él. No sabía si haría más viajes.
Podría haber estado más tiempo en la fiesta. En realidad, el barco estaba
haciendo viajes continuos con el objeto de traer y llevar gente desde el
campamento museo, pero mi objetivo estaba cumplido: Había pasado el sábado
conduciendo en un país extraño, visitado dos lugares que no conocía,
participado en una fiesta conmemorativa de los tiempos de la colonización y saltado
de un estado a otro, sin haber tenido mayores problemas para recuperar el
camino correcto.
¿Ves lo que se puede hacer si nos liberamos del miedo? Las verdaderas
barreras son las que nos auto-imponemos y la más importante de todas ellas es el
miedo, es lo que nos impide hacer lo que deseamos. Debemos liberarnos de él, solo
sirve para hacernos infelices. Asientes. Me alegro de que lo vayas
comprendiendo.
PRESENTACIÓN, JUEVES 26 DE MARZO EN LIBRERÍA BURMA.
Calle Ave María, 18 - 19:30 horas
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