A mí vuelta al hotel me encontré con Jack, como
su avión sale más o menos a la misma hora que el mío, fuimos juntos al
aeropuerto. Le conté que pude ver la exposición de Rembrandt y lanzó algunos
improperios contra el recepcionista que nos había atendido la noche anterior y
su falta de colaboración al no querer ver que otras alternativas había para la
visita al museo. Jack, sí parece ser un verdadero aficionado a la pintura.
En la sala de espera del aeropuerto me dijo que
le gustaría presentarme a su actual mujer. Antes de casarse con él, había
estado algunos años en una misión en Bolivia y hablaba bien el español. Me hizo
algunos comentarios que no me gustaron sobre la colonización de América del Sur
por España, supongo que basado en informaciones que le hubiese dado su mujer
sobre el tema. Le dije, que ellos tampoco lo habían hecho muy bien con los
indios aborígenes en los Estados Unidos; que habían acabado con casi todos
ellos para, al final, confinar a los pocos que quedaron en reservas. España
nunca llevó a los aborígenes sudamericanos a esa situación.
Llegó la hora de embarcar y nos despedimos.
Como te dije, me ha parecido un buen tipo y espero tener la oportunidad de
volver a verle.
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