jueves, 15 de mayo de 2014

El chico de la hamaca (XXXIV)

Otra vez mi hijo enfermo ¿Qué puedo hacer? La tienda me tiene atada y no puedo atenderle como yo quiero; no puedo estar en dos sitios a la vez y la situación va a acabar conmigo…  ¡Tengo que traspasar la tienda!

A lo largo del proceso anterior, algunas personas habían criticado la actuación de don Enrique, el médico. «Es muy caro», «menuda pluma tiene», «siempre buscando las medicinas  más nuevas y más caras, ¿para qué?»

Mi hermana Carmen me habla del hospitalillo del Niño Jesús. Allí hay muy buenos médicos especialistas en niños. Una prima de su marido, Manolo, es religiosa en el hospital y nos ha recomendado un médico, el doctor Montero.

Una mañana, mi madre y yo fuimos a la consulta; hacía frío y llovía. Allí, nos despistamos y nos costó trabajo encontrar la consulta. El hospital es una sucesión de pabellones donde, en la planta baja, está las consultas y otros servicios y en la planta primera, las salas sonde están los niños ingresados. Finalmente encontramos la consulta, estaba en el bajo del primer pabellón.

Cuando entramos, me quedé sorprendido. La sala era inmensa y estaba llena de mujeres con niños en sus brazos, algunos corretean por la sala mientras esperaban su turno para entrar en consulta. Aquello no me gustó, me pareció triste y tuvimos que esperar mucho tiempo hasta entrar en la consulta. Al fin, nos recibió el Dr. Montero. Me pareció un hombre tranquilo y amable. Mandó hacer los consabidos análisis y dijo lo mismo de siempre: reposo, no coger frío, no tomar sal, no comer ciertos alimentos — siempre los que más me gustan —. Cuando salimos, fuimos a ver a la prima de mi tío a la sala de la que está encargada.

Es una monja pequeñita, muy guapa y muy simpática, parece joven y dio muchos ánimos a mi madre.

 — «El Dr. Montero es muy buen médico, verás cómo trata muy bien a tu hijo y se cura pronto», le dijo.
No entiendo por qué allí todos la llaman Sor Catalina y mi tía y mi madre siempre le dicen “Encarnita”. Parece que cuando una mujer entra en una orden religiosa, le cambian el nombre. Me parece una tontería.

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