lunes, 21 de octubre de 2013

El chico de la hamaca (XIII)

Felipe ha sido, sin pretenderlo, protagonista de un hecho significativo. Un domingo por la tarde, aprovechando la hora de la visita, ha salido del hospital. Se había puesto de acuerdo con otro compañero para ir al Cine San Carlos, solo había que cruzar la calle, simplemente deseaba, después de mucho tiempo de aislamiento, ver una película del oeste.

Cuando la visita se fue, sor Ramona, con su olfato característico, se vino derecha a mí y me preguntó.

─ ¿Dónde está Felipe?

Le mentí de la mejor manera que pude, pero no se dejó engañar.

El otro compañero tiene pase para salir, dijo, Felipe no, y se va a arrepentir.

Sor Ramona me acusó de mentiroso y encubridor y dio orden en portería para que no le dejasen entrar cuando volviese o que, al menos, le hiciesen “sudar tinta” antes de permitirle la entrada ¡Y lo hicieron! Tuvieron a Felipe implorando e  impidiéndole la entrada durante un buen rato.  A la mañana siguiente, al pasar la visita médica, el doctor, con un tono sarcástico le dijo:

 ¾ «Bueno don Felipe, como parece que está usted muy bien, le vamos a dar el alta» y, sin más, le pusieron en la calle. Tal era el poder de Sor Ramona.

En la siguiente eliminatoria, al Athletico de Bilbao le ha tocado eliminarse con el Manchester United. Tras dos memorables partidos, el Bilbao ha caído eliminado. El Manchester es uno de los mejores equipos de Europa.

La mayoría de los habitantes de la sala se fueron, de una u otra forma, y yo, también me fui, sin que se resolviera mi problema. El insigne profesor, tras seis meses de internamiento inútil, experimentó conmigo una de sus genialidades ¡Por poco me manda al otro barrio! Una mañana de jueves, al hacer la visita de la sala y parar ante mi cama contó una historia:

 En la siguiente eliminatoria, al Athletico de Bilbao le ha tocado eliminarse con el Manchester United. Tras dos memorables partidos, el Bilbao ha caído eliminado. El Manchester es uno de los mejores equipos de Europa.

La mayoría de los habitantes de la sala se fueron, de una u otra forma, y yo, también me fui, sin que se resolviera mi problema. El insigne profesor, tras seis meses de internamiento inútil, experimentó conmigo una de sus genialidades ¡Por poco me manda al otro barrio! Una mañana de jueves, al hacer la visita de la sala y parar ante mi cama contó una historia:

─ Parece que, en estos casos, si el paciente padece el sarampión, la enfermedad mejora. En la clínica, se ha presentado un niño con sarampión, le hemos metido en la cama con otro niño en la misma situación que éste, le ha contagiado el sarampión y le ha bajado la tasa de albúmina.

  Ja, ja, ja Todos los médicos han reído la genialidad y la gracia del gran jefe.

La idea de simular el proceso infeccioso se puso en práctica inyectándome dosis mínimas de una vacuna en vena. La poca habilidad en la ejecución por parte de médicos internos hizo que solo la cuarta dosis tuviese efecto y de forma exagerada. Las otras dosis se habían perdido y, en ésta, la reacción fue excesiva. La temperatura me subió a 40 º, cuando solo querían provocarme unas décimas, orinaba sangre pura, vomité hasta la primera papilla y pasé unos días al borde de la muerte. Sor Avelina, cuando hacía la ronda a primera hora de la mañana, poniendo termómetros y tomando el pulso, me trataba con mucho cariño y daba ánimos a mi madre que, a esas horas, ya se había colado en el hospital.

Cuando pasó la crisis, les faltó tiempo para darme la boleta ─ el alta, dijeron ─. Un tratamiento y a casa. Por casualidad, todos estábamos de acuerdo; yo ya le había pedido a mi madre que me sacara de allí porque  estaba harto de ver morir gente frente a mí y, ella, estaba deseando llevarme a casa. Nunca volví allí a que hicieran el seguimiento de la enfermedad.

Ya estoy en mi casa de nuevo con mi grande y vieja radio.  Diego Valor,  Dos hombres buenos, los seriales, la Cabalgata fin de semana y ¡el fútbol! En las semifinales de la Copa de Europa  al Real Madrid le ha tocado enfrentarse con el Manchester United. Después de haber eliminado al Bilbao se teme mucho al equipo inglés, pero el Madrid, en dos buenos partidos, pasa la eliminatoria después de ganar 3-1 en Madrid y empatar 2-2 en Manchester. ¡Ya solo queda la final!

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