Hoy
parece que tiene la voz todavía más dulce que ayer, no sé cómo lo consigue. Pero
todo es un truco, una trampa de la que he de protegerme, como Ulises de los
cantos de las sirenas. Más aún, taparé también con cera el auricular del
teléfono, para evitar que, ni por descuido, pueda llegar a mis oídos un mínimo susurro
de su voz. Si eso sucediese, volvería a caer, como tantas veces, en un abismo
del que, quizás, ya no fuese capaz de salir.
lunes, 6 de octubre de 2014
domingo, 5 de octubre de 2014
El chico de la hamaca (IL)
Realmente ha sido impresionante ver entrar en la
sala, el día cinco por la noche, a los Reyes Magos anunciados a gritos por
Balbina: « ¡Que vienen los reis, que vienen los reis! » y, efectivamente, han llegado cargados de
regalos; muchos de ellos no son nuevos,
supongo que donados por familias más afortunadas. A mí me ha tocado una máquina
de escribir que, en el tamaño, parece de verdad pero que sólo tiene una tecla
con la que se van escribiendo las diferentes letras fijadas a un mecanismo
circular. El resto, es una carcasa metálica fija, con las teclas dibujadas en
ella. En realidad, es un armatoste que no sirve para nada, pero la noche ha
estado llena de ilusión y de emoción.
Los Reyes me han traído más regalos: novelas de
aventuras, tebeos, cromos..., ya tengo trabajo para matar el tiempo. Las
aventuras de Dick Turpin son estupendas. Un bandido inglés del siglo XVIII que
recorre el país con su banda, asaltando a gente, casi siempre los malos, y
ayudando a otros, generalmente pobres. La otra novela, de Walter Scott, cuenta
las aventuras de Quintin DurWad, un joven escocés, enviado por su tío a la
corte del Rey Luis XI de Francia donde se ve envuelto en tremendas aventuras
provocadas por las decisiones políticas del rey. Cuando las acabo, las vuelvo a leer, no me canso de hacerlo.
En este volumen, viene incluida otra novela que
nada tiene que ver con la anterior: El extraño caso del doctor Jekyll y Mr.
Hyde. Esta historia me ha impresionado mucho. Los experimentos que hace un
médico sobre si mismo, logran, mediante la ingestión de una pócima, el
desdoblamiento de su personalidad, no solo psíquica sino, también, físicamente.
Cuando la toma se vuelve un ser feo, feroz, deforme y malvado que, poseído por
esta personalidad, sale, de noche, lleno de energía, a cometer atrocidades.
Cuando algún testigo presencia alguna de
ellas, no le puede relacionar con el buen doctor Jekyll, pero él, siente un
insano placer ejecutando acciones fuera de la ley y vuelve, una y otra vez, a
tomar la pócima. El problema surge cuando, de forma no deseada y sin tomarla,
Mr. Hyde se apodera del doctor Jekyll. El doctor se aterroriza y, sin salir de
sus aposentos, pide a su mayordomo, una y otra vez, que compre los componentes
de la pócima, pero ésta ya no obedece. El doctor piensa que, en la primera
elaboración de la fórmula, alguno de los componentes contenía impurezas que la hacía más potente. Tiene que
morir como Mr. Hyde, dejando escrita su historia. No me ha parecido una
historia para niños.
Mi frigorífico ha muerto
El
pasado jueves, cuando fui a preparar mi cena, vi, con angustia que mi
frigorífico había muerto ¡Solo tenía cinco años! Se podría decir que ha sido
una muerte inesperada en la flor de la vida.
En mi
inocencia e ignorancia, llamé urgentemente al servicio técnico oficial; con el
fin de semana por delante y la compra hecha, el panorama era preocupante Un
empleado me atendió amablemente y, hablando muy deprisa, me informó de que si ´venía
un técnico, aunque el aparato no tuviese arreglo, tendría que pagar la visita,
el diagnóstico y no recuerdo que más. Inmediatamente, me informó de que me iba
a hacer una propuesta que me interesaría más.
La
propuesta era firmar un seguro, por un año, que me garantizaría el arreglo de
la avería actual, si era posible, y cualquier otra que tuviera a lo largo del
año. La tarifa era de 288 €.Ante
esta perspectiva, opté por decirle que diese la llamada por no recibida.
Llamé a
continuación a un profesional liberal que en otra ocasión me había sacado de un
problema con la lavadora, quien me informo que los frigoríficos, ni los tocaba.
Que los actuales, como tuviesen un problema de compresor, motor, etc., lo mejor
era tirarlos. Decidí comprar uno nuevo.
Así lo
hice y, en el proceso de compra me enteré de otras novedades:
No se
crean ustedes que tienen una garantía por dos años ¡Noooo! Tienen una garantía
parcial. Los accesorios de plástico, cristal, gomas, tiradores…, que, por
cierto, al recibir el nuevo frigorífico he visto que son de una extrema
fragilidad, no entran en la garantía. Razón por la cual, el vendedor te oferta
un seguro adicional que cubra estos elementos. De momento, decidí no aceptarla.
Correré el riesgo de tener mi vida en vilo, por si se me rompe una bandeja.
Eso sí,
cumplieron escrupulosamente su compromiso de entrega y, ayer sábado, a primera
hora de la mañana – incluso me despertaron – me entregaron mi nuevo
frigorífico.
El proyecto Castor
¿Se han
esterado ustedes del nuevo saqueo que nos amenaza?
El
proyecto Castor, que tenía como objetivo la construcción de un depósito submarino
para almacenamiento de gas, ha sido abandonado por el gobierno después de los
terremotos causados en las poblaciones cercanas en la costa, cuando se empezó a
almacenar gas en el mencionado depósito. Como consecuencia de esta decisión, el
gobierno tiene que indemnizar a las compañías constructoras con 1350 millones
de Euros que, de acuerdo a las últimas noticias, nos tocará pagar a los
usuarios. Teniendo en cuenta que hay unos 7.4 millones de usuarios de gas,
tocaríamos a unos 182 Euros por usuario ¿Alguien puede justificar
este desmán? ¿Qué clausulas existen en el contrato que obliguen al gobierno a
dar esta indemnización? Y, la última ¿Por qué nos lo
van a cobrar a los usuarios?
Si la
utilización del depósito ha provocado estos terremotos, causa del paro del proyecto,
es fácil pensar que el lugar elegido para su ubicación no era el adecuado, lo
que nos lleva a la pregunta de si se realizaron los pertinentes estudios
geológicos o que, si se realizaron, quién los hizo y con qué nivel de calidad se
hicieron. En todo caso, no somos los usuarios los promotores del proyecto, ni
los responsables de los fallos cometidos.
Este sobrecoste
se uniría a los que soportamos en el recibo de la luz por temas como la
moratoria de las nucleares, los achacados al uso de las energías renovables etc.,
etc., que, de todas formas, no nos permite que la deuda tarifaria que tenemos con
ellas siga aumentando, a pesar del incremento de más de un 80% el coste del
recibo en los últimos años ¿Alguna vez vamos a poner fin a estos saqueos que
las compañías suministradoras de energía nos imponen con el beneplácito de los
sucesivos gobiernos? Si esto no se para, el invierno que se avecina, va a ser
aún más duro que los anteriores y, muchas familias, pasarán penurias
adicionales ¡Tenemos que parar este nuevo saqueo!
domingo, 28 de septiembre de 2014
El chico de la hamaca (XLVIII)
A mediados del mes de diciembre, una noticia ha
llenado el tiempo de radio. La ONU ha admitido a España, junto con otros
países, en su organización. Las negociaciones han sido duras pero, dada la
situación de “guerra fría” entre La UU.RR.SS.SS y los Estados Unidos,
finalmente, después de dieciséis años de
terminada la Guerra Civil, el régimen del General Franco ha sido reconocido en
el foro internacional más importante. El
hecho no podía menos de ser aireado,
utilizado y festejado por el aparato propagandista del gobierno. El
mundo se rendía ante nuestro régimen y reconocía sus virtudes.
El Madrid, ha eliminado al Partizan de Belgrado. Después de ganar en
Madrid por 4-0, en Belgrado, con mucho frío y el campo nevado ha estado a punto
de ser eliminado pero, al final, ha ganado la eliminatoria
Al llegar las fiestas navideñas, los médicos han
dado permiso a alguno de los chicos para pasar en sus casas esos días y así ha
sucedido conmigo. Mi madre y la prima Amparo han venido a buscarme al hospital
y vamos, en taxi, a casa de la tía María con el fin de que no pasemos solos las
fiestas. Además, eso permitirá a mi madre seguir con su trabajo en el
laboratorio.
En casa de la tía María hay buen ambiente. Ellos
son seis: la tía María, el tío Eusebio y los primos, Pepe, Amparo y Manolo.
Pepe ya estaba casado, la boda se había celebrado el verano anterior, y él y su
mujer, María, se habían quedado a vivir allí, cosas de la escasa capacidad
económica. La casa era grande y permitía la situación sin mayores problemas.
En la planta baja vivían la tía Blasa y el tío
Pedro, en la parte trasera de la taberna que es su medio de vida, y que está
enclavada en la zona conocida como el Madrid antiguo, el Madrid castizo: Puerta
Cerrada.
A pesar de la gran densidad de tabernas en la zona
─ solo en
la plaza había cinco y muchas más en las calles contiguas: Cuchilleros, Cava
Baja, Toledo…─, todas ellas sobrevivían con su propia clientela.
En el caso de la de mis tíos, la clientela la
formaban personas fijas que se reunían, por las tardes, a echar sus partidas de mus o dominó y tomar sus chatos
de Valdepeñas o su café, hecho por mi tía, de puchero, nada de cafeteras
exprés. A mediodía, también dan comidas a personas que trabajaban en el mercado o que conducen
autocares de línea; mi tía tenía fama en la familia de ser la que mejor
cocinaba. Además está la gente de paso,
visitantes y turistas, que hacen de esta zona una de las más concurridas y
visitadas de Madrid.
La Navidad ha pasado de forma agradable, todos se
han volcado para hacerme sentir bien; mis primos son mayores y ya trabajan,
pero también han jugado conmigo en sus
tiempos libres.
De todas formas, yo había oído hablar en el
hospital de la gran fiesta de Reyes Magos que organizaban y me he empeñado en
volver para pasar allí la fiesta con el
resto de chicos de la sala. Percibo que mi deseo ha puesto triste a mi madre
pero ha accedido a mí deseo; al fin y al cabo es cuestión de dos días más o
menos. Mi madre va a seguir viviendo en
casa de mis tíos mientras yo siga en el hospital.
miércoles, 24 de septiembre de 2014
El sótano
Deberías
airearte un poco, salir a la calle…; aunque no sea conmigo, ya sé que no te
gusta. Además, si sales, nadie te va a reconocer, ni te van a ver; te has
quedado tan consumido... Yo siempre he respetado tú decisión y por eso no vengo
más a verte, por no molestarte…, y porque nunca me respondes nada cuando te
hablo; pero te prometo que es la última vez que lo hago ¿Sabes? estoy pensando
en cambiar de casa, porque, de este sótano, sube un hedor insoportable.
domingo, 21 de septiembre de 2014
Ep chico de la hamaca (XLVII)
Los diferentes análisis y exploraciones, a que me
someten en los primeros tiempos de internamiento, eliminan algunas de las dudas
y sospechas iniciales y el doctor Sánchez Puelles, comunica a mi madre las
buenas nuevas. No hay ningún problema de tuberculosis, pero la situación sigue
bajo los mismos parámetros, sólo ha cambiado el diagnóstico, de nefritis, ha
pasado a pielonefritis; un escalón más, supongo, en la gradación de la
enfermedad. En cualquier caso, la rutina del tratamiento no ha sufrido ningún
cambio. Solo los incidentes de las infecciones faríngeas, dos o tres, al menos,
durante el invierno, pusieron en evidencia que el problema no estaba en vías de
solución.
En estos casos, se produce una curiosa situación.
El hospital no dispensa antibióticos, y la necesaria penicilina tiene que ser
suministrada por los familiares, en este caso, mi madre. Una limitación
importante de la asistencia pública en este hospital.
La situación actual deja a mi madre más tiempo y
libertad y le permite empezar un nuevo trabajo limpiando un laboratorio
farmacéutico por las mañanas. Ha dejado de vivir sola en casa y se ha
trasladado a la de la tía Carmen. Desde allí tiene más facilidad de acudir,
tanto al hospital, que está muy cerca, como al trabajo. Además está más
acompañada.
Un domingo, durante la visita, mi madre me dice
que le diga a la tía Carmen que se lleve las manzanas que me ha llevado, que
tengo muchas. Es verdad, todo el mundo me lleva manzanas, pero me sonó raro. No
me gustan estas encomiendas y le di el mensaje de forma escueta.
─
Ha dicho mi madre que te lleves las manzanas.
Mi
tía puso mala cara, pero las cogió. Al día siguiente, cuando me llevó el zumo
de uva me dijo: «Hoy es el último día que te traigo el zumo porque he discutido
con mamá».
Este problema estúpido ha provocado un terremoto
familiar. Mi tía se ha dedicado a dar a conocer el hecho a todo el mundo porque
tiene que demostrar que ella no es la responsable del problema y justificar,
así, su falta de ayuda a su hermana y sobrino en una situación como aquella.
Buena parte de la familia se ha dividido en bandos y las relaciones se han
enrarecido. Pocos son los que mantienen la neutralidad y, como consecuencia,
algunos han dejado de visitarme en el hospital.
He oído mil veces a mi madre contar el inicio del
problema y nunca he entendido que una estupidez como aquella, una discusión
tonta porque mis primas no ayudaban a su madre y otra discusión más tonta aún,
por el zumo de uva que me llevaban al hospital, hubiese llevado a la familia a
esta situación. Mi familia siempre ha tenido una tendencia extraña a la
autodestrucción.
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