El tío Eugenio ha alquilado una casa en Guadarrama para que su mujer y
sus hijas pasen allí los meses de verano. Ha decidido, junto con mi madre, que
sería bueno para mí estar allí, alejado de la tensión del momento. Me lo paso bien
con mis primas que son algo mayores que yo, aunque, como son chicas vemos las
cosas de forma diferente y, a veces, nos peleamos. El tío me ha hecho un
tirachinas con el que nunca acierto a ningún pájaro.
La casa está en la parte baja
del pueblo, cerca del río. Un matrimonio, con dos hijos, se había hecho una
casa y no les debía de sobrar el dinero. La alquilan y, mientras, ellos viven
en una especie de chabola contigua. La experiencia se repitió al año siguiente en otra casa. Es una casa,
también nueva, seguramente no había sido habitada antes, situada en la parte
alta del pueblo, mirando a una especie de campanario donde, en lo alto, ponen
su nido las cigüeñas. Es una edificación un poco tétrica que, en algún momento,
había sido utilizada como lugar de enterramiento. Un día, los guardeses, nos
mostraron restos óseos de cadáveres que, en otro tiempo, fueron sido sepultados
allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario