¿Dónde está el perro? Hacía rato que no lo veía y empezaba a extrañarle. De
la casa, pensaba, no podía haber escapado. Sí me había parecido oír, unos
minutos antes, abrirse la puerta de la calle pero, como nadie había llegado
hasta mi cuarto, pensé que había sido una ilusión de mi mente; siempre
esperando una visita, cada vez más raras, ciertamente. Todos parecían haberse
olvidado de mí y mi perro, “Indi”, se había hecho imprescindible; y él lo
sabía.
Entonces apareció, con sus ojos fríos, trayendo en su hocico, ligeramente
manchado de sangre, lo que parecía ser una parte de ese vestido que tanto me
gustaba de mi vecina, mi única amiga, cuando venía, en ocasiones, a traerme ese
exquisito plato de arroz con leche.
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