miércoles, 10 de abril de 2013

La fila


—Le cobrarán en aquella fila de la izquierda, si no le importa.
La fila indicada era interminable.  Cuando me disponía a dar media vuelta y marcharme, la preciosa señorita que estaba delante de mí en la fila se volvió y, con disimulo, se subió un poco la falda; con voz insinuante y una maravillosa sonrisa, me dijo.
— En realidad no estoy aquí para pagar nada, pero hace más calorcito que en la calle. Le aseguro que le voy a cobrar menos que en la ventanilla ¿Le interesa?

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