El chico de la hamaca LX

La política internacional de EE.UU. está controlada y dirigida por su Secretario de Estado John Foster Dulles, que cambia la política respecto de Oriente Medio y, tras no haber apoyado a Francia y Gran Bretaña en la guerra por el Canal de Suez, retira cualquier tipo de apoyo a Nasser y los países árabes para dárselo a Israel y envía tropas americanas al Líbano para poner una barrera contra la recién nacida República Árabe Unida, teórica unión de Siria y Egipto. Esto hace que Nasser, dentro de su política de neutralidad, se vuelque hacia la Unión Soviética y que los soviéticos colaboren en la construcción de la Presa de Assuan. 

Las relaciones entre los Estados Unidos y la UU.RR.SS se endurecen y se recrudece la “guerra fría”. El gobierno del general Franco siempre está de acuerdo con todas las decisiones que se tomen contra la unión Soviética, a quien culpa de todos los males del mundo. Todo es culpa de los comunistas y también, a veces, de los liberales y de “los compañeros de viaje” de los comunistas — que no sé quiénes son — pero que, según Franco, tampoco son buena gente.

Mi madre se está recuperando y se acercan las navidades. Creo que vamos a ir a pasar las fiestas a casa dela  tía María. Estoy contento. Allí hay más gente y lo voy a pasar mejor.

¡Qué mala suerte tengo! Quedan pocos días para que llegue la Navidad y he cogido frío. Me he constipado y, otra vez, estoy orinando sangre, no me levanto de la cama y mi madre está otra vez muy nerviosa, dice que así no nos podemos ir. Ha llama a don Jorge para contarle la situación y él dice que tengo que tomar unos nuevos anises. Al cabo de un  par de días, dejo de orinar sangre y, finalmente, la tarde de la Nochebuena nos vamos a casa de la tía María en un taxi.