Cada día que pasa, siento que algunas cosas que me rodean se
están desmoronando a mi alrededor. Al menos, no son tal y como las he conocido
hasta ahora.
Todo cambia a una gran velocidad y, a pesar de que siempre
he hecho esfuerzos para adaptarme a las nuevas situaciones, cada día se hace más
duro. Seguramente, será porque me estoy haciendo viejo, los siguientes años que
cupla serán los ochenta, límite que nunca pensé que pudiera alcanzar dadas las
circunstancias de mi vida.
Enfermo desde los ocho años, un médico le dijo a mi madre
que no contase conmigo cuando contaba trece o catorce años. La experiencia ha
demostrado que no tuvo un buen ojo clínico, a pesar de que era un urólogo muy
afamado que tenía su consulta en un piso de lujo en el Paseo de la Castellana
de Madrid.
¿Cómo he podido llegar hasta aquí? ¿Quizás Dios quiso hacer
un milagro conmigo? No parece que mi paso por la vida mereciese esa decisión
del Todopoderoso. El mundo hubiera seguido funcionando igual, aunque yo no
hubiese existido. Quizás, en el proceso, haya influido algo una característica de
mi carácter, que mi madre me repetía con frecuencia: ¡Pero hijo, que cabezón
eres; cuanto te gusta llevar la contraria! Quien sabe.
El hecho es que aquí sigo y vuelvo al comienzo de mi
comentario, que, en esencia, significa que la vida se hace, no sé si decir más
difícil, pero, seguro, más complicada y en algunos aspectos, más peligrosa; a
pesar de que, quien, quienes, tienen la capacidad de toman decisiones, tratan
de convencernos de lo contrario. Tampoco me parece que ellos estén muy seguros
de que ser capaces de estar controlando la situación. Por supuesto, yo, no lo
estoy.
Siempre he pensado que en el mundo nada sucede por
casualidad, Las cosas pasan porque se crean las condiciones para que puedan
suceder. La pregunta es ¿Esas condiciones se crean inconscientemente, o no?
En ocasiones en que, como ahora, pasan tantas cosas, tan
importantes, tan graves, y en tan corto espacio de tiempo, que parece que sea
un mono loco con una cuchilla en la mano el que las maneja ¡Falso! Quizás son
más de uno los monos locos que están actuando, pero, seguro que las decisiones
que toman son conscientes y con objetivos concretos. Objetivos que, generalmente,
son enmascarados, ocultados, con palabras vacías, lugares comunes y argumentarios
ideológicos.
En este momento de la historia, con Rusia invadiendo Ucrania;
Israel tratando de eliminar a cuantos más palestinos posibles, a pesar del
actual “alto el fuego”, tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania; con Donald Trump haciendo
comentarios sobre el buen clima y la presencia del mar en ese territorio ¿Estará
pensando en convertirlo en un lugar de vacaciones de lujo?
—su recomendación de que Egipto y Jordania reciban a millones de refugiados
palestinos es lo que me sugiere—, para convertirla en una nueva Florida o un
antiguo Líbano, una vez limpia de sus molestos e históricos ocupantes... Creo
que todo se andará. Al tiempo.
En todo caso, Israel sigue atacando a Cisjordania, Líbano o
Irán cada vez que lo considera oportuno, ampliando su territorio con total
impunidad, haciendo caso omiso de las recomendaciones de la ONU y de su
secretario general ¿Dónde quedo el tiempo en que se invadió Irak, y uno de los
pretextos fue “que su dictador no cumplía con ciertas resoluciones de la ONU? ¿Qué sentido tiene esta organización en el
momento actual?
Por otra parte, el señor Trump, en cuanto ha llegado al
despacho oval le ha faltado tiempo para firmar decretos a discreción para sacar
a EE. UU. de la OMS, del pacto de Paris sobre el cambio climático, expulsar a extranjeros,
de manera más o menos legal, de los EE. UU., amenazar a medio mundo con la
aplicación de aranceles a sus exportaciones a los EE. UU., pretender controlar
el Canal de Panamá y Groenlandia, y que Canadá se convierta en un estado más de
los EE. UU., además de chantajear a sus aliados en la OTAN para que aumenten
sus gastos militares en la organización, al 5%. A todo esto, seguir negando la
presencia del cambio climático y eliminar toda traba a cualquier prospección para
obtener petróleo o gas. La consigna es ¡Drill! Babe. ¡Drill! ¡Toda una
declaración de principios!
Otra de sus obsesiones, esta, totalmente lógica, es la
tecnología: el desarrollo de la inteligencia artificial, por ejemplo. Ha
propuesto invertir, en ese desarrollo, hasta 500.000 Mill. $, supongo que
millones americanos, para mantener a los EE. UU., en la cabeza del mundo en ese
campo. Nada que objetar.
Pero, unos pocos días más tarde, China suelta una bomba ¡Ha
desarrollado un sistema, el DeepSeek, que parece ser más barato, más rápido y,
en algunos aspectos, más eficiente, que los sistemas desarrollados en los EE.
UU.! Además, está disponible su código. Esta noticia ha vuelto del revés muchas
expectativas y ha provocado unas grandes caídas en bolsa de las
empresas americanas dedicadas a esta actividad, tanto de hardware como de
software; también en las energéticas. La nueva batalla, está servida y
planteada entre los EE. UU., y China. En esta situación, supongo que Rusia se apoyará
en China.
La importante en esta nueva situación es que el sistema de
IA chino es de código abierto que puede ser utilizado por cualquiera como base
de futuros desarrollos. Quizás por Europa que, hasta ahora ha estado “a verlas
venir “, y que debería tomar postura para salvaguardar algo de autonomía entre
los otros “monstruos”.
Terminando el comentario, ha llegado la noticia del
accidente aéreo sobre Washington, cómo todos los accidentes, lamentable; pero
las primeras declaraciones del presidente de los EE. UU., sobre el hecho, totalmente
inadmisibles ¡Que peligro tiene este personaje!
Mientras tanto, aquí, nosotros, perdemos el tiempo
peleándonos por la propiedad de un palacete en París.
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