jueves, 7 de noviembre de 2024

La dana

Los desastres recientemente acaecidos en la comunidad valenciana, así como en alguna otra comunidad, aunque no con la misma dimensión, son tremendos, aunque no imprevisibles. El día siguiente al desastre, un ingeniero, especialista en hidráulica, comentó en Tv, que, desde el año 2007, existe un proyecto para modificar, acondicionar, etc., etc., el llamado barranco del poyo, con un coste de ejecución de 170 Mill. de €. Este proyecto, ha estado durmiendo el sueño de los justos durante 17 años ¿ Cuantas vidas podría haber salvado la ejecución de este proyecto? y, supongo que no será éste, el único proyecto pendiente de ejecutar en la zona con el objetivo de prevenir las consecuencias de las riadas, que, repetidamente, se producen allí.

Yendo al desarrollo de los acontecimientos acaecidos en este caso concreto, vemos que el fallo más importante fue la tardanza en comunicar las alertas que, al menos, hubieran podido salvar algunas vidas. En todo caso, además, sería necesario, que la población hubiera sido consciente del problema y hubiera actuado en consecuencia. No hace mucho tiempo que, en Madrid, se comunicó  una alerta que, afortunadamente, no se concretó, y como consecuencia, la AEMET, y la administración correspondiente, recibieron las más acerbas críticas por haber lanzado aquella alerta. Es necesario que nos concienciemos de los riesgos que corremos y, además, confiemos en las instituciones que nos lancen estos comunicados. En todo caso, salvo las víctimas que se hubieran podido evitar, que ya hubiera sido mucho, la magnitud de la catástrofe, en este caso, sería la misma.

Parece evidente, además, que las administraciones involucradas en el problema, no han actuado de forma coordinada, probablemente, debido a la polarización que nuestra nefasta clase política está manteniendo de forma sistemática y que pretende, y en ocasiones consigue, trasladarla a la sociedad, crisparla, y provocar enfrentamientos entre sus miembros que, creo que inconscientemente, les hace el juego.

Una consecuencia de todo esto, fue la violencia que se produjo en uno de los lugares más afectados por la desgracia, cuando, después de varios días en los que ninguna ayuda de las instituciones hubiera llegado al lugar, y sintiéndose abandonados por ello, los afectados por la desgracia agredieron a los reyes y a los presidentes del gobierno y de la comunidad cuando se presentaron allí, a poco más que "hacerse la foto". He de decir, que los únicos que aguantaron con gallardía la situación fueron sus majestades, mientras que los responsables políticos, huyeron o se escondieron, cuando hubieran debido de ser ellos, los que tendrían que dar, la cara, y las explicaciones.

Las consecuencias de la tragedia siguen estando presentes, y lo estarán durante meses o, quizás, años; en todo caso, tiempo suficiente para que los representantes de las  administraciones demuestren que, aunque haya sido por una catástrofe como la que estamos sufriendo, tengan el sentido de responsabilidad suficiente como para trabajar en solucionarla, al margen de sus disputas por el poder, que, al parecer, es lo único que les importa.

Lamentablemente, el desastre acaecido, se puede volver a repetir, no sabemos cuando. Un fenómeno atmosférico como el que hemos sufrido, no se puede evitar, pero si se pueden prevenir sus consecuencias, evitando errores cometidos anteriormente Como:

  • Ejecutando obras hidráulicas como la mencionada anteriormente del barranco del poyo.
  • Dictando disposiciones que impidan conceder licencias de edificación en zonas inundables ¿ Cuantas se habrán concedido, simplemente, en lo que va de siglo?
  • No creando muros artificiales que impidan el normal desagüe de las ramblas, barrancos.., cauces de cualquier tipo.

Hemos visto multitud de fotografías de puentes atorados, por falta de capacidad, para asumir los arrastres acumulados por la riada, puentes destruidos por la corriente, líneas de ferrocarril invadidas, sepultadas por toda clase de elementos, que deberían de haber pasado bajo ellas, no sobre ellas. Lo mismo puede de decirse de carreteras, autovías, autopistas...   

En fin, vayan mis condolencias y mi apoyo los damnificados, mi agradecimiento a todos los voluntarios que, incluso, están exponiendo, no solo su tiempo, también su salud, y en algunos casos, sus vidas, por ayudar a sus vecinos y a las fuerzas de policía, bomberos, UME.., etc., Este desastre requerirá esfuerzos mantenidos y colaboración de todos, durante mucho tiempo.








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