lunes, 17 de junio de 2019

Los principios

En las últimas elecciones generales no voté. Lo siento, pero ninguno de los candidatos, ni sus partidos correspondientes, me daban la suficiente confianza ¿Alguien oyó, durante la campaña, alguna propuesta sobre: Educación, Energía, Administración territorial, Independencia judicial...? Algo sobre alguno de los problemas que sufren esos españoles que, según ellos, tanto les importan. Hace más de cuarenta años que no han sido capaces de llegar a un acuerdo sobre algo tan importante, como diseñar un Plan de Educación que tenga garantía de durar más de una legislatura ¿son así de incapaces,o es que ni se lo plantean?

Desde hacía bastante tiempo, había llegado a la conclusión de que estos señores no están en este circo para hacer política, sino para vivir de la política, para medrar en la política. En mi humilde opinión, son personas que entran en los partidos para medrar en ellos y hacer méritos para ir ascendiendo en en el escalafón hasta lograr entrar en el mejor lugar posible en las listas electorales y lograr, así, el objetivo propuesto ¡alcanzar el poder! No hay otra cosa. ¡Alcanzar el poder! para ellos y sus partidos. Para nada más. Solo ¡el poder por el poder? y  disfrutar de un "sueldito" muy "apañao", y hacer que sus partidos puedan recibir sabrosas subvenciones. Los acontecimientos sucedidos desde entonces, me han demostrado que estaba en lo cierto.

Cómo, si no, se puede entender que, incluso entre los aparentes socios ideológicos, se hayan estado dado de "navajazos" durante la campaña siguiente para elegir ayuntamientos y presidentes de comunidades, donde se han denigrado entre sí, jurando que eran indignos de confianza, que eran de tendencias extremas con las que no podrían llegar a acuerdos, que eran traidores, que cada uno tenían sus principios que no podían ensuciar llegando a acuerdos con los otros. Insisto que esto pasaba entre los mismos que se llamaban socios.  ¡Ah! todo esto, claro, hasta que, después de las votaciones, hicieron las cuentas y volvió a salir a la luz, la famosa frase de Groucho: Estos son mis principios, pero, si no nos interesa aplicarlos, tenemos otros. En cuanto aparece el poder al alcance de la mano, se allanan todas las dificultades, se cambian todos los principios, y se llegan a cuerdos que, una semana antes, eran imposibles. Como ha dicho uno de esos dirigentes "Una cosa es lo que se dice durante una campaña, o en un mitin,y otra, lo que es necesario para alcanzar el poder". Me parece bien, pero, después, que no nos pidan que  creamos en ellos y que les votemos.

Y, lo peor, es que esto no acaba aquí. Vamos a sufrir todo este juego, hasta que el Parlamento elija al próximo Presidente de Gobierno.

Decididamente, los españoles no somos demócratas; y quien menos, la clase política de que disfrutamos. Cada día que pasa, soy menos optimista en que, el odio que, hacia los otros, destilan sus declaraciones, acabe en algún siglo de estos. Viven, precisamente, de alentarlo.




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