viernes, 14 de diciembre de 2012

La celda


- ¡Imbéciles! ¡Estoy rodeado de ineptos!

Estas son las frases usuales que D. Servando, el director financiero, nos dirige cuando después de una comida de negocios llega al despacho pasadas las cinco de la tarde, hora que, por otra parte, es la del final de nuestra jornada.

Vuelve con una furia irrefrenable y abre la puerta de la celda pidiendo, a gritos, estadillos, cuentas, pagos pendientes, analíticas ¡Al momento! Así hasta las nueve de la noche. Sus malos modos son insoportables.

Hoy son las cinco y diez. D. Jesús, abre violentamente la puerta de la celda gritando:

-¡Manolo!

Manolo se levanta y, humildemente, dice:

-¿Por favor D. Servando, le importaría llamarme Manuel? La respuesta es fulminante

-¡Tu eres gilipollas!

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