En mí ya larga vida, por otra parte, inesperada, he vivido una época de cambios en la estructura geopolítica y social del mundo, al menos, del llamado mundo occidental, que ha evolucionado, tanto social, como tecnológicamente, de una manera imparable en este periodo. Afortunadamente, nací poco después de acabar la guerra civil española y justo en el año en el que terminó la segunda guerra mundial, por lo tanto, he tenido la suerte de vivir en una época de paz y progreso, al menos, en esta parte del mundo .
Por supuesto, en este largo periodo, he asistido a momentos de tensión en los que parecía estar en riesgo esa paz por la existencia de conflictos, más o menos localizados. En este sentido, en mi lejana infancia, el recuerdo más intenso es del año 1956, en el que la invasión de Hungría por la UU. RR. SS., el bloqueo del Canal de Suez, guerra árabe-israelí y otros más, llevaron al límite ese riesgo.
Posteriormente, otros como: el bloqueo de Berlín por los soviéticos durante la llamada “guerra fría”, la invasión de Checoeslovaquia por la UU.RR.SS., las revoluciones de todo signo en Sudamérica, la crisis de los misiles en Cuba, las guerras por la independencia de las colonias en África y el sudeste asiático, la desaparición de la Unión soviética, La caída del Sha de Persia, con la consiguiente llegada de la revolución islámica a Irán, la guerra contra Irak, los estados islámicos y los actos terroristas en todo el mundo, incluidos el de las Torres gemelas en New York y el de los trenes en Madrid, hasta las actuales guerras en Ucrania y la masacre de palestinos por parte de Israel, pasando por el proceso de la llegada de China a un puesto de prepotencia mundial capaz de competir con los propios EE.UU.
En todo caso, en ningún momento, como ahora, he sentido la sensación de que un cierto orden, un cierto compromiso, digamos democrático, se estuviera desmoronando a pasos agigantados. Cada vez más, vemos que el mundo se está volcando hacia regímenes autoritarios, presididos por lideres cada vez más extremistas. Ejemplos de esta tendencia son: Putin en Rusia, Erdogan en Turquía, Miley en Argentina, Maduro en Venezuela, el gobierno revolucionario en Cuba, en China, por supuesto, así como en Corea del norte; incluso de algunos dirigentes europeos que tratan de gobernar al margen de sus respectivos parlamentos, en algunos casos con el asentimiento de sus poblaciones, en particular, de las capas más jóvenes de la sociedad.
Mención especial, merece, en este sentido, la aparición de Donald Trump como presidente de los EE. UU., país, qué, desde mi infancia, me han vendido como el garante de la libertad y de la democracia en el mundo (con algunas deshonrosas excepciones) que aparece como un agresor de los que, hasta ahora, han sido sus amigos y aliados, haciendo declaraciones de anexión de países como Canadá, y la isla de Groenlandia (asociada, hasta ahora, con Dinamarca) estableciendo, además, una guerra comercial con todos ellos, en particular, con Europa. Anoche, el señor Trump, apareció, en los jardines de la Casa Blanca, anunciando, con la parafernalia que le caracteriza, la relación de “premios y castigos” (aranceles) con los que obsequia a amigos y enemigos ¡DE TODO EL MUN DO! Su aparición, me ha traído a la memoria el título de un libro que se publicó cuando yo iniciaba mis primeros pasos en el mundo de la informática, dicho título era "El desordenador". En él se culpaba de todos los males, de una manera irónica, a las computadoras. Este hombre está teniendo la capacidad de, en un tiempo récord, hacer lo que se mencionaba en dicho libro: poner el mundo "patas arriba".
A esta mi sensación de inseguridad, se añade noticias como la de que hay que tener preparado un “kit de supervivencia para tres días” para casos de emergencia ¿Qué tipos de emergencia? ¡Ah! Cualquiera, lo que me parece una estupidez. Pequeña tendría que ser la emergencia que se pudiera solventar con ese kit.
Además de todo esto, o por causa de ello, instituciones, como la ONU, aparecen como totalmente inútiles e inoperantes para resolver los problemas que, en esta nueva situación, se intentan “arreglar” entre esos dirigentes de dudosa afiliación democrática, en base a sus intereses particulares. Otras instituciones, como la OTAN, también parecen “tocadas”. ante la idea de formar un ejército europeo.
¿De qué Europa? ¿La UE? Hay países europeos que no están en la UE y sí en la OTAN y al revés ¿Este ejército estaría dentro o fuera de la OTAN? Dentro no parece que tendría sentido; fuera desharía la idea de la OTAN ¿Quién tendrá el mando? ¿Seguiría la alianza entre Europa y los EE. UU.? Como dije anteriormente, la sensación de inseguridad y de incoherencia es absoluta después de conocer los primeros pasos del gobierno del Sr. Trump y de su “aparente” compadreo con Putin.
¿Qué esconde ese aparente compadreo? ¿Tendrá que ver con el reparto “amistoso” de los recursos de Ucrania entre las dos potencias? ¿Con la “compra” de la no intervención de Rusia en un hipotético conflicto entre los EE. UU., y China? ¿En qué situación dejaría a Europa este compadreo entre los dos autócratas? ¿Espera Trump que sea esa sensación de riesgo la que obligue a Europa al rearme y que, de rebote, los EE. UU., hagan negocio con la venta de esas armas a Europa? Demasiadas preguntas a la vez que, incluso la IA, otro actor importante en este escenario, será incapaz de responder.