martes, 30 de noviembre de 2021

CUBA - LA HABANA I

Este es la primera de las reflexiones, que en sucesivas publicaciones, iré desgranando a lo largo de los días, semanas..., que durará el relato de la serie de imágenes que me dejo mi corto viaje por la isla de Cuba en Mayo de 1997, para aquellos que tengan la amabilidad, y la paciencia, de leerlas...

CUBA

I. La Habana

 

Los acontecimientos que se han producido en Cuba durante las últimas semanas me han traído a la memoria los nueve días pasados allí en mayo del 97 del siglo pasado. Dicho así parece una eternidad pero “solo” son unos 25 años…, más o menos.

Desde hacía algún  tiempo me atraía la curiosidad por visitar el País…: Última colonia de España en América;  lugar donde había acabado sus días un ilustrado español, Juan Bautista Picornell, que, alternativamente, había luchado, tanto por la independencia de algunos países que formaban parte de la Corona española en América, como, posteriormente, por su conservación en la misma; la forma en que los EE.UU. influyeron en la independencia de la isla; el tutelaje que ejercieron sobre ella a partir de ese momento; la revolución castrista desarrollada durante los años 50, con el asalto al cuartel de Moncada y las guerrillas operando en la Sierra Maestra, cuyo desarrollo había seguido por la radio desde mi cama durante mis años de confinamiento por la “nefritis”; la simpatía general con que había sido recibida la caída de la dictadura del coronel Batista; la leyenda romántica creada alrededor de Fidel y del “Che”, que pronto empezó a decaer ante la deriva comunista que, inmediatamente de su victoria, adoptó el nuevo régimen. Las ejecuciones y confinamientos de los fieles al anterior régimen, que se multiplicaron ante la general sorpresa del mundo; la asociación de Castro con la Rusia Soviética; la fallida invasión de la isla en Bahía Cochinos; la crisis de los misiles, que a punto estuvo de provocar una tercera guerra mundial; el consiguiente compromiso de los EE.UU. de no hacer ningún intento más de invadir la isla; los problemas que había sufrido el país desde la caída del sistema comunista y la consiguiente desaparición de la UU.RR.SS.SS.; crisis como la de los balseros, en que los cubanos partían desde diferentes playas en frágiles balsas con la intención de llegar a las costas de Florida, huyendo de las penurias y la escasez que la desaparición de su socio comunista  había provocado en la isla…

En aquel momento, parecía que se abrían algunas ventanas de “libertad” para la isla: se promovía el turismo, el gobierno cubano había autorizado la apertura de los llamados “paladares” — especie de restaurantes ubicados en casas particulares — algunas empresas españolas estaban haciendo inversiones en la isla; en particular, las más importantes cadenas hoteleras españolas se estaban implantando allí abriendo sus instalaciones… Parecía llegado el momento de hacer una visita a un país, tan unido históricamente a España, y con un desarrollo reciente tan interesante como anacrónico en el mundo occidental, desde donde llegaban noticias tan dispares, siempre teñidas del tinte ideológico de quien las emitía.  El viaje me atraía sobremanera.

Llevado por ese interés, me fui a la agencia de viajes vecina que me había organizado los viajes a Sudamérica durante mi anterior etapa como trabajador “free lance” y con quienes ya había establecido una relación de amistad; mi amigo Enrique pronto me organizó un viaje de nueve días, cinco en La Habana y cuatro en Varadero. El vuelo lo haría con  las líneas aéreas cubanas, el hospedaje en La Habana sería en el Hotel Nacional, para una mejor ambientación en la historia, pasada y presente, de la ciudad, y en un hotel de la cadena Meliá en Varadero. Todo bien organizado incluyendo los desplazamientos entre La Habana y Varadero y  al y desde el aeropuerto. El día señalado partí rumbo a la isla en un avión de Cubana de Aviación...

                                       

                            



    

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