domingo, 10 de agosto de 2014

El chico de la hamaca (XLIII)

El verano ha terminado y hemos vuelto a casa; la prima Luz vuelve a la suya y de nuevo nos quedamos solos en casa mi madre y yo. Una vez liberada de la tienda no necesita ayuda. Parece que todo se normaliza y vuelvo al colegio.

Mi madre ha decidido mejorar su habilidad con la costura. Quiere dedicarse a esta actividad como medio de ganar algo de dinero con el que completar la renta conseguida con la venta de la tienda, para ello, se ha apuntado a una academia de corte y confección y cuando salgo del colegio por la tarde, voy a buscarla.

Allí todas son chicas más jóvenes que mi madre, pero ella está feliz haciendo  unos vestidos de papel muy bonitos.  Todas charlan y oyen la radio mientras hacen sus tareas, como no me interesan nada sus conversaciones me entretengo con la radio. Estoy deseando que acabe la clase para que nos marchemos.

Con el nuevo curso voy a empezar a estudiar el bachillerato elemental. Como seguiré yendo al colegio de siempre tendré que examinarme por libre, pero no me importa. Hoy, don Jenario nos va a dar a los chicos que vamos a empezar el bachillerato, la lista de los libros que tenemos que comprar. Estoy feliz de empezar la nueva etapa.

Cuando vuelvo a casa me siento mal, otra vez tengo fiebre y me duele la garganta. Al día siguiente orino sangre de nuevo y mi madre llora y se desespera. Otra vez vamos a consulta en el hospital del Niño Jesús.

Después de las primeras exploraciones, El doctor Montero pidió la opinión de un colega que pasaba la consulta externa junto a él, el doctor Sánchez Puelles,  quien aconsejó hacer unas “pielografías”, unas radiografías especiales que requieren inyectar un contraste en vena para poder conocer algo más sobre la situación de los riñones.

La exploración no fue fácil, la monja encargada de inyectar el contraste no encontraba la vena y, tras muchos intentos, lo inyectó de forma intramuscular. De esta forma, el efecto del contraste se diluyó y el resultado ha sido poco claro, pero el informe del radiólogo ha sido pesimista y parece indicar la posibilidad de un proceso tuberculoso en los riñones. El consejo fue el internamiento en el hospital infantil.