domingo, 8 de mayo de 2016

El golpista - Se inicia la conspiración XXII

Soy el primero en llegar a la cita. Mis compañeros, los capitanes Costas y Ortiz, no han llegado, espero que no tengan problemas para hacerlo. Hemos de extremar las precauciones para no ser descubiertos. El futuro de nuestro Movimiento depende de ello. Nadie deberá descubrir que, éste, es uno de nuestros lugares de reunión…

Los golpes convenidos en la puerta, me anuncian su llegada.

A tus órdenes capitán Chávez es su saludo al entrar en la habitación.

Examino a cada uno cuidadosamente. Nada en nuestro aspecto debe delatar la  pertenencia al ejército… Todo parece estar en orden y, como ya estamos todos, tomo la palabra…

Señores, les he convocado en esta ocasión por razones especiales. Todos ustedes están siendo testigos, y partícipes, de los tristes hechos que están llenando de luto nuestra patria.  Por desgracia, nuestro compañero, el capitán Felipe Acosta, caído durante las operaciones militares de estos días, ya no está con nosotros, pero todos recordamos su actuación en defensa de los cuestionamientos que hice de la situación política del país, en mi discurso de conmemoración del ciento cincuenta y dos aniversario de la muerte de nuestro libertador Simón Bolívar, y que tanto irritaron a nuestros superiores asistentes al acto. Al final del mismo, como todos ustedes recuerdan, nos reunimos fuera de las instalaciones militares para pronunciar nuestro juramento, bajo el Samán del Guere: 

“No dar descanso a nuestros brazos y reposo a nuestras almas, hasta no ver instaurada en nuestro país una DEMOCRACIA SÓLIDA y PROFUNDA, con alto contenido social, y especial atención a los menos favorecidos”.

En ese día fundamos el movimiento EBR-200, y es en éste, que hemos de llevar a la práctica lo que nos propusimos entonces. Los acontecimientos así lo exigen. En nombre del juramento que hicimos, les pido su colaboración para llevar a la práctica nuestro proyecto. Nuestro país nos necesita y el sacrificio de nuestro compañero, el capitán Acosta, no puede ser baldío. Por suerte, mi destino como jefe de Ayudantía del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa en el Palacio de Miraflores, me ofrece las oportunidades necesarias para el desarrollo de nuestro proyecto. El nuevo gobierno me ha confirmado en el cargo tras su toma de posesión y mi situación allí proporcionará todo tipo de información útil a nuestro movimiento. Esa misma circunstancia, me ha permitido estar al margen de toda intervención directa en la locura colectiva que se ha desatado estos días y en la que ustedes han tenido que participar en cumplimiento estricto de las órdenes de nuestros superiores. Si triunfamos, cambiaremos el ejército y la política de nuestro país ¡Cumplamos nuestro juramento! ¡Patria o muerte!

¡A tus órdenes, capitán Chávez! Dijeron mis camaradas puestos en pie —. ¡Patria o muerte!


Con los dientes apretados, sus rostros curtidos expresan la tensión del momento, y conscientes de la importancia del paso que estamos dando, nos fundimos en un abrazo para afirmar el compromiso con nuestro juramento al MBR-200, cada día más fuerte, una vez que se han incorporado al mismo, elementos civiles.

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