domingo, 24 de enero de 2016

El golpista - El Caracazo VIII


En mi camino de vuelta al hotel, alcancé a ver, al pasar por la Avenida Andrés Bello, la destrucción de la tienda de la proveeduría, y como, las fuerzas especiales tomaban posiciones en los alrededores para contener a los asaltantes. Ya amanecía cuando volví al hotel, agotado de mi excursión por la capital, e impresionado por lo que había visto durante la noche. Era impensable para mí una explosión de violencia como aquella, y mucho menos, una falta de previsión como la que las autoridades habían demostrado: falta de preparación en las fuerzas policiales, insubordinación, en muchos casos falta de actuación e, incluso, participación en los saqueos en otros…Sin desvestirme, me tiré a la cama y tras un corto sueño y una ducha fría para espantar el cansancio, me puse frente al televisor a ver como seguían desarrollándose los acontecimientos.

Las primeras imágenes que vi fueron  el saqueo del Centro comercial Anauco, en San Bernardino. Los desórdenes se habían prolongado durante la noche y continuaban ya avanzada la mañana… ¿Nadie iba a tomar alguna decisión para acabar con aquella barbarie?

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«Juan ¿En qué andas? Ya es otro día y no has vuelto… Espero con ansia verte aparecer y no llegas... Estoy viendo en la televisión imágenes de las revueltas y creo verte en todas ellas. Veo cuerpos caídos en el suelo y las imágenes pasan sin pararse, sin dejarme ver si alguno de ellos eres tú, Juan, miro a nuestros hijos que duermen ajenos a lo que está pasando y mi alma india presiente la llegada de malos tiempos. Vuelve a casa Juan de la Cruz…»

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En la habitación de mi hotel me entero de la noticia que se está repitiendo en todos los medios:

—«A las cuatro de la tarde, el Presidente de la República ha reunido el Consejo de Ministros que ha tomado las siguientes decisiones: Declaración del estado de emergencia, activación del Plan Ávila y suspensión de garantías constitucionales. Las fuerzas del ejército, bajo el mando del Ministro de la Defensa, tomarán la situación bajo su control hasta que sea restablecido el orden».


Sin duda, pienso, esta decisión va a cambiar el rumbo de los acontecimientos. Era necesario tomarla dado el fracaso de la actuación de las fuerzas policiales, pero puede tener, también, una influencia imprevisible en el futuro del país que, desde hace ya tres décadas, no había vivido la intervención del ejército en la vida política.

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