domingo, 19 de junio de 2016

El Titanic

El asesinato de la diputada británica Jo cox, pone en cuestión la famosa flema inglesa y de manifiesto el crecimiento de los extremismos: Donal Trump podría gobernar los EE.UU. En España, Francia, Alemania, Holanda...aparecen movimientos, también extremistas, de diferentes signos, que pueden llevar a la desintegración de Europa. Nadie parece querer poner solución a los conflictos existentes desde hace años. Los inmigrantes/refugiados vagan sin rumbo ¿Estamos reviviendo el hundimiento del Titanic donde, lo que impera es el "sálvese el que pueda"?.

El golpista - Los chicos XXVI

— ¿Nos conoce usted? — Me dice el chico mayor mientras la sonrisa desaparece de su cara e inicia un movimiento para irse.

Le sonrío y le acaricio la cabeza. Parece que se tranquiliza

— ¿No ha vuelto vuestra mamá? El chico mayor baja la cabeza y hace movimientos negativos mientras el pequeño inicia un silencioso llanto. Les acaricio y les tomo de la mano.

— Vamos a comer algo — les digo.

Iniciamos la bajada del cerro. Por el camino, nos cruzamos con algunos grupos de soldados. Los chicos se aprietan a mí cuando pasamos cerca de ellos. Las huellas de la violencia de los últimos días aún están en las calles: disparos en las paredes, ranchitos destrozados, algún coche todoterreno cargado con gente armada…No paramos hasta encontrar una fuente de soda.

― ¿Os gusta el sitio, chicos? — les pregunto.

Asienten y nos sentamos en una mesa libre; una en la que hay sombra. El ambiente aquí es más relajado que en el cerro. Los chicos vuelven a sonreír y parecen confiados. Sus ojos persiguen las copas llenas con jugos de frutas, de diferentes colores, que van hacia las otras mesas.

— ¿De qué queréis el jugo? — pregunto.

— De piña. — De papaya. — dicen, hablando los dos a la vez.

Mientras esperamos a que el mesero traiga los jugos, trato de averiguar más sobre ellos.

— Bien, chicos, ¿me decís vuestros nombres?

— Juan — me dice el mayor.

— Gabriel — me dice el pequeño.

— ¿Por qué andabais solos en el cerro? Es peligroso, les digo, tratando de confirmar mis sospechas.


— Papá se fue hace muchos días y a mamá se la llevaron los soldados — me dice Gabriel —. Juan pide plata a la gente para comer y dormimos solos en nuestro ranchito. Quiero que papá y mamá vuelvan.

domingo, 12 de junio de 2016

Nueva campaña

¡¡Ya ha empezado la nueva campaña electoral!! Y...Nada. Las mismas caras, las mismas palabras, las mismas mentiras...¿No se aburren? ¿No se podrían tomar unos días de vacaciones (sin cobrar, claro) hasta el día 26...

El golpista - Los chicos XXV

Después de los días transcurridos, la violencia ha disminuido y he vuelto a los cerros. Ya se puede caminar por ellos con más seguridad. Grupos de soldados siguen vigilando la zona y me miran con desconfianza; en ocasiones me paran y me piden que me identifique, mi pasaporte español les tranquiliza y me dejan seguir; aunque, a distancia, me siguen vigilando. Aquí y allá siguen haciendo registros y detenciones, algunos ocupantes de los ranchitos hacen algún intento de protesta, pero ya nadie ofrece resistencia.

Mi intención es encontrar el ranchito donde vi a los hombres de Zubiaurre detener a aquella mujer. Era india y me pareció muy bella. Tras la detención, sus hijos quedaron abandonados. Cuando me iba, les vi entrar en su casa cogidos de la mano y no he podido olvidar aquella imagen ¿Cuántos niños como ellos habrán quedado sin familia en la loca violencia que ha estallado estos días?

Un tirón en la manga de mi camisa me hace volver a la realidad.

— Hola señor, oigo, ¿me da un dólar? mi hermano quiere comer y no tengo dinero.

Bajo la vista y veo a un chiquillo de unos nueve años, empinado sobre sus pies, mirándome a la cara, sonriendo. Debe haber interpretado este papel muchas veces, lo hace bien. Otro chiquillo, algo más pequeño, unos pasos detrás de él, le mira como a un maestro, aprendiendo. Los dos están sucios y ambos tienen rasgos indios: morenos, pelo lacio, ojos negros, inteligentes…Creo reconocerlos. Me agacho y digo al chico pequeño que se acerque.

— Hola, chicos, les digo ¿Cómo os ha ido estos días?


Me miran sorprendidos...