A pesar de todo parece que la situación no es
tan mala como antes, gracias a los acuerdos militares firmados entre España y
los Estados Unidos de América hace cuatro años. A cambio de la implantación de
las bases militares de Torrejón de Ardoz, Rota, Zaragoza y Morón de la
Frontera, han mejorado las relaciones con el resto del mundo. El estado de
guerra fría entre los países occidentales y el bloque soviético ha favorecido
esta situación, de conveniencia para los otros gobiernos, de la que España no
ha sacado la ventaja debida, aunque el gobierno de Franco lo vende como un gran
triunfo.
Mucha
gente no ve con buenos ojos estos acuerdos. La base aérea de Torrejón, se acaba
de inaugurar y Mariano y el padre de Ángel, dicen que, en caso de guerra, con
la proximidad de Torrejón a Madrid, los rusos podrían hacer desaparecer nuestra
ciudad con sus misiles. Cada vez me divierto más con las charlas bajo la
acacia.
¡Una gran noticia!, de la factoría SEAT, ha
salido a la calle la primera unidad del
600. El modelo se fabrica bajo patente de la italiana FIAT y es pequeño, con
dos puertas y cuatro plazas. Como es el primer turismo que se fabrica en España
desde la guerra civil, la gente lo ve como una maravilla y muchos se lanzan a
hacer su petición. Hay que esperar meses, incluso años, hasta la entrega. Da
igual, el 600 es la posibilidad de alcanzar un sueño para aquellos que van
saliendo de la miseria de los años de postguerra. El que consigue uno, se pasea
con él como si fuera en el mejor de los coches deportivos que aparecen en las
revistas. Parece mentira lo que cabe en uno de estos coches minúsculos.
Con las vacaciones de verano en los colegios
cambian algunas cosas, Ángel y Miguel se van fuera de Madrid. Ángel a
Churriana, en Málaga, donde viven su abuela y algunos hermanos de su madre,
Paquita. Miguel a algún pueblo de la sierra de Madrid donde también
tiene familiares de sus padres. Los otros chicos de la calle no tienen esa
suerte y yo, ni pensar en moverme. Atado a la hamaca bajo la acacia, con mi
madre siempre encima, cuidándome hasta la exageración. Un día, cuando volvió
del hospital, donde va de vez en cuando a ver a Sor Ramona, ha visto en la sala
a Daniel. Parece que no estaba tan bien como él creía o no ha seguido con las
debidas precauciones su convalecencia; ha recaído y ha vuelto al hospital. Mi
madre se ha impresionado al encontrarle de nuevo allí y ha aumentado su
angustia, si esto fuera posible, lo que ha acentuado sus cuidados temiendo que
me pueda poner peor.